Para ofrecer una revisión exhaustiva sobre las intervenciones no farmacológicas en la insuficiencia cardíaca, este artículo analiza aspectos clave que pueden optimizar los resultados en los pacientes con insuficiencia cardíaca, complementando los tratamientos con medicamentos y dispositivos médicos. Aquí se exponen los elementos principales de esta revisión:
1. Dieta y nutrición
Las dietas como DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) y mediterránea han mostrado beneficios en la reducción de la presión arterial, mejoría de la rigidez arterial y apoyo en la función diastólica, especialmente en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEp). Aunque se necesita más investigación sobre la eficacia a largo plazo, se sugiere la reducción de sodio en pacientes con hipertensión no controlada o congestión prominente, mientras que se recomienda un patrón dietético robusto que incluya micronutrientes esenciales.
La restricción de sodio y líquidos se recomienda de manera individualizada, ya que los estudios han demostrado que una restricción generalizada puede no mejorar los resultados y, en ciertos casos, puede ser contraproducente. En cuanto a la desnutrición, estudios han encontrado que una dieta guiada por un dietista reduce la mortalidad y hospitalizaciones en pacientes malnutridos.
2. Obesidad y pérdida de peso
La obesidad, en particular la acumulación de tejido adiposo visceral, se asocia con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, especialmente con ICFEp. Se han demostrado beneficios con el uso de agonistas del receptor de GLP-1, como semaglutide, en la mejora de la calidad de vida y reducción del peso en pacientes con insuficiencia cardíaca y obesidad. La pérdida de peso quirúrgica también se asocia con una mejora en los resultados clínicos, aunque se necesitan ensayos controlados para validar estos hallazgos. La modificación del estilo de vida, incluyendo actividad física estructurada y restricción calórica, son estrategias clave para reducir el peso y mejorar la capacidad de ejercicio.
3. Ejercicio y rehabilitación cardíaca
La actividad física y la rehabilitación cardíaca tienen beneficios comprobados en la insuficiencia cardíaca, mejorando la capacidad funcional, la tolerancia al ejercicio y reduciendo las hospitalizaciones. En particular, el entrenamiento supervisado es eficaz para pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) y podría aplicarse en casos de ICFEp. Modelos de rehabilitación a distancia o híbridos pueden facilitar el acceso y mantener la eficacia en pacientes con barreras de movilidad o limitaciones logísticas.
El entrenamiento de resistencia y el entrenamiento de alta intensidad son áreas emergentes en la rehabilitación de la insuficiencia cardíaca, aunque se recomienda individualizar el ejercicio en función de la evaluación inicial y capacidades del paciente.
4. Trastornos respiratorios del sueño
La apnea del sueño, tanto obstructiva (AOS) como central (ACS), es común en pacientes con insuficiencia cardíaca, agravando los síntomas y aumentando el riesgo de hospitalización. Los tratamientos incluyen la presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) y el dispositivo de avance mandibular (MAD) para la apnea obstructiva. En cuanto a la ACS, la ventilación servo-adaptativa (ASV) se ha asociado con un aumento en la mortalidad en pacientes con insuficiencia cardíaca, por lo que su uso debe ser evaluado cuidadosamente.
5. Trastornos del estado de ánimo: depresión y ansiedad
La depresión y la ansiedad son comunes en pacientes con insuficiencia cardíaca, influyendo negativamente en la adherencia al tratamiento, la calidad de vida y aumentando el riesgo de hospitalización. La terapia cognitivo-conductual y los modelos de atención colaborativa han mostrado beneficios en la reducción de síntomas depresivos y de ansiedad. La terapia de ejercicio también se asocia con mejoras en la calidad de vida en pacientes con insuficiencia cardíaca y comorbilidad con depresión.
6. Trastornos por uso de sustancias
El consumo de alcohol, tabaco, cocaína, cannabis y opioides se asocia con peores resultados en insuficiencia cardíaca. Los pacientes deben ser orientados sobre la cesación del consumo de tabaco y la reducción de consumo de alcohol, ya que el abuso crónico contribuye a la cardiomiopatía dilatada secundaria. Los opioides y las metanfetaminas están relacionados con cardiotoxicidad y riesgo aumentado de hospitalización y muerte.
Conclusión
Los factores no farmacológicos, como la nutrición, el peso, el ejercicio, los trastornos respiratorios del sueño, los trastornos del estado de ánimo y el uso de sustancias, tienen un impacto significativo en los resultados de la insuficiencia cardíaca. Estas intervenciones complementan la terapia farmacológica y pueden mejorar la calidad de vida y reducir las hospitalizaciones en los pacientes. Es crucial adoptar un enfoque multidisciplinario para abordar estos factores en el tratamiento integral de la insuficiencia cardíaca.
Referencias:
- JACC Heart Fail. - Beyond Guideline-Directed Medical Therapy: Nonpharmacologic Management for Patients With Heart Failure