El consumo moderado de vino ha sido vinculado a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) en poblaciones mayores. Sin embargo, las evaluaciones basadas en informes autodeclarados presentan errores de medición. Este estudio utiliza el ácido tartárico urinario como biomarcador objetivo para medir el consumo de vino y explorar su relación con eventos clínicos cardiovasculares en el marco del ensayo PREDIMED, un estudio de gran escala que evalúa los efectos de la dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra o frutos secos en la incidencia de ECV.
Diseño y metodología del estudio
Se diseñó un estudio de caso-cohorte anidado dentro del ensayo PREDIMED, involucrando a 1.232 participantes (685 casos incidentes de ECV y 625 del subgrupo aleatorio). Las concentraciones de ácido tartárico en orina se midieron mediante cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas en tándem. Se categorizaron los niveles de excreción en cinco rangos: <1 µg/mL, 1–3 µg/mL, 3–12 µg/mL, 12–35 µg/mL y >35 µg/mL, equivalentes a diferentes niveles de consumo de vino.
Resultados principales
Relación entre el ácido tartárico y el consumo de vino
El ácido tartárico mostró una correlación positiva con el consumo de vino declarado por los participantes (β=0,47; p<0,001). Se observó que los niveles de ácido tartárico en orina predijeron el consumo de vino con una área bajo la curva (AUC) de 0,79 tras ajustar por covariables. Estos resultados confirman que el ácido tartárico es un biomarcador confiable y objetivo.
Ácido tartárico y riesgo de enfermedades cardiovasculares
Los participantes con concentraciones de ácido tartárico urinario entre 3 y 12 µg/mL y 12 y 35 µg/mL presentaron un menor riesgo de ECV en comparación con aquellos con <1 µg/mL. Los hazard ratios (HR) ajustados fueron:
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3–12 µg/mL: HR 0,62 (IC 95%: 0,38–1,00; p=0,050).
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12–35 µg/mL: HR 0,50 (IC 95%: 0,27–0,95; p=0,035).
No se encontraron asociaciones significativas para niveles superiores a 35 µg/mL o inferiores a 1 µg/mL. La relación inversa fue más pronunciada en hombres y en personas con diabetes tipo 2.
Análisis de los componentes individuales
Entre los componentes del evento cardiovascular compuesto, sólo el infarto de miocardio mostró una asociación significativa con niveles elevados de ácido tartárico (>35 µg/mL: HR 0,26; IC 95%: 0,07–0,97; p=0,045).
Discusión
Implicaciones del consumo moderado de vino
Estos hallazgos refuerzan la hipótesis de que el consumo moderado de vino, medido objetivamente mediante ácido tartárico, está asociado con un menor riesgo de eventos cardiovasculares en poblaciones mediterráneas mayores. En contraste, los datos obtenidos a través de cuestionarios autodeclarados no mostraron asociaciones significativas, lo que subraya la utilidad de biomarcadores objetivos para estudiar los efectos del vino en la salud.
Bioactivos en el vino y mecanismos protectores
El vino contiene compuestos bioactivos como polifenoles (malvidina, procianidina, catequina y tirosol), que pueden contribuir a la protección cardiovascular más allá del etanol. Estudios previos también han demostrado un efecto beneficioso del vino en el colesterol HDL y el fibrinógeno.
Dosis y patrones de consumo
El estudio respalda una relación en forma de "U" entre el consumo de vino y el riesgo de ECV, donde el consumo ligero a moderado presenta los mayores beneficios. Sin embargo, las dosis exactas y patrones de consumo óptimos aún son objeto de debate.
Conclusiones
El ácido tartárico urinario es un biomarcador fiable para evaluar el consumo de vino. Los resultados sugieren que un consumo ligero a moderado de vino, medido objetivamente, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en una población mediterránea mayor. Este enfoque innovador podría optimizar futuras investigaciones sobre los efectos del vino y otros factores dietéticos en la salud cardiovascular.
Referencias:
- Eur Heart J. - Urinary tartaric acid as a biomarker of wine consumption and cardiovascular risk: the PREDIMED trial