Comentario del Autor: Antonio Tello Montoliu
Desde la década de los 50, la exploración submarina ha cambiado ostensiblemente. La utilización de equipos de buceo estaba restringido al mundo profesional y militar, pero con el desarrollo del regulador autónomo no solo se amplió su uso en estos ámbitos si no que se extendió al mundo civil para su uso recreativo, permitiendo la exploración del horizonte que representa el mar y los océanos. Por lo tanto, es un deporte que ha ido incrementando en practicantes por todo el mundo de una manera rápida. Se calcula, según datos de Estados Unidos de America en 2022, que existen entorno a 6 millones de practicantes del Buceo con escafandra autónoma en el mundo de forma activa. Este deporte no tiene características competitivas, intentando buscar la relajación y el descubrimiento de la vida marina o la exploración de restos arqueológicos. Por lo tanto, en la mayoría de las ocasiones se intenta evitar el esfuerzo principalmente para disminuir el consumo de aire y poder prolongar la inmersión. Sin embargo, el medio acuático es un medio hostil donde se introducen una serie de cambios en la fisiología humana a la que se tiene que adaptar. Estos cambios son los responsables de las patologías relacionadas con este ambiente hiperbárico y en ocasiones causa de desestabilización de patologías previas cardiacas (ya sean conocidas o primer diagnóstico). Así es que la enfermedad cardiovascular es reconocida como primera causa de accidente invalidante y la segunda causa de muerte en los accidentes de buceo.
Por lo tanto, el conocimiento del estado de salud general como particularmente el cardiaco es de vital importancia para la práctica de este de porte. Además, aquellos pacientes que ya han sido diagnosticados de alguna patología cardiaca, esta puede representar una contraindicación para el buceo. Sin embargo, existen formas de cardiopatía que tras su tratamiento de forma correcta y llevando los cuidados correctos pueden volver a la práctica de este de deporte. Por lo tanto, la actuación conjunta de médicos subacuáticos y cardiólogos es crucial para la identificación de pacientes, tratamiento y revisiones para la seguridad de la práctica. Por supuesto, aunque infrecuentes, cuando aparecen las enfermedades relacionadas, el manejo y tratamiento es crucial que se realice en conjunto entre ambas espacialidades para su correcto manejo, revisiones y decisión si retomar la práctica del buceo.
Referencias:

Antonio Tello Montoliu