Los atletas personifican el segmento más sano de la sociedad. A pesar de esta premisa, la muerte súbita cardiaca puede ocurrir en atletas aparentemente sanos, atrayendo una atención significativa no sólo en la comunidad médica, sino también en legos y medios de comunicación.
La incidencia de la muerte súbita cardiaca se notifica de forma variable, y la carga epidemiológica difiere entre cohortes. Los atletas parecen estar en riesgo de desarrollar arritmias mortales cuando albergan un trastorno cardiaco quiescente. Las miocardiopatías primarias, las canalopatías iónicas y las anomalías de las arterias coronarias son causas prevalentes en individuos jóvenes.
La evaluación cardiaca de los atletas puede ser un reto porque estos individuos presentan una plétora de cambios fisiológicos eléctricos, estructurales y funcionales que se solapan con la patología cardiaca. El diagnóstico de una enfermedad cardiaca en un atleta joven no es necesariamente una indicación para poner fin a la competición y la participación deportiva. Las directrices internacionales, tradicionalmente centradas en la descalificación de individuos con enfermedad cardiaca, han adoptado recientemente una actitud más liberal, basada en una evaluación cuidadosa del riesgo y en un enfoque de toma de decisiones compartida.
Referencias: