Se ha escrito mucho sobre la relación del consumo de sal y el riesgo cardiovascular, con resultados no siempre coincidentes. Esto se puede deber en parte a la inexactitud en la medida del consumo de sal en las personas participantes. Por ello, los autores valoran la excreción de sodio y de potasio en orina de 24 horas durante varios días, considerándolo un método más fiable para evidenciar el consumo.
Se incluyeron 10.709 participantes procedentes de seis cohortes de pacientes de adultos sanos. El objetivo primario del estudio fue el combinado de necesidad de revascularización coronaria y el ictus o infarto de miocardio fatal o no fatal. Tras un seguimiento medio de 8,8 años la excreción elevada de sodio, la excreción disminuida de potasio, y un cociente urinario elevado sodio/potasio se asociaron con un riesgo cardiovascular más alto, tras un análisis que controló posibles factores de confusión (P≤0,005 para todas las comparaciones). Es más, cada incremento diario de 1.000 mg en la excreción de sodio se asoció con un incremento del 18% en el riesgo (HR 0,82; 95% IC, 0,72-0,94).