El estudio presenta un análisis retrospectivo de datos poblacionales sobre el manejo de lípidos en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica entre 2010 y 2022.
El principal objetivo del estudio fue analizar las tendencias en la presentación de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, el tratamiento con terapias reductoras de lípidos, la monitorización de los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y la consecución de los objetivos recomendados por las guías clínicas europeas. Esto incluyó un enfoque específico en tres subgrupos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica: enfermedad isquémica del corazón, accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica.
Este estudio observacional utilizó registros de salud electrónicos anonimizados de la base de datos Secure Anonymised Information Linkage, abarcando tanto atención primaria como hospitalaria. Se incluyeron pacientes con diagnóstico de enfermedad cardiovascular aterosclerótica entre 2010 y 2022, categorizados como casos prevalentes o incidentes según si el diagnóstico fue previo o durante el período de estudio. El análisis se enfocó en la prescripción de terapias reductoras de lípidos, la documentación de los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y la consecución de niveles por debajo de 1,8 milimoles por litro, el objetivo recomendado por las guías de la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Europea de Aterosclerosis.
Resultados principales
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Prevalencia de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica: La prevalencia de esta enfermedad aumentó un 14% durante el periodo de estudio, pasando de 181.153 a 207.747 pacientes. En términos específicos, la prevalencia de la enfermedad isquémica del corazón se mantuvo relativamente estable, mientras que la prevalencia de accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica aumentó considerablemente. La prevalencia de la enfermedad arterial periférica se incrementó en un 62%, lo que sugiere una tendencia preocupante en el aumento de esta enfermedad en la población estudiada.
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Prescripción de terapias reductoras de lípidos: La proporción de pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica que recibieron algún tipo de terapia reductora de lípidos disminuyó del 75,3% en 2010 al 67,1% en 2022. A pesar de esta disminución general en la prescripción de terapias, el uso de estatinas de alta intensidad aumentó significativamente, del 9,4% en 2010 al 25,2% en 2022. Este incremento fue particularmente notable en pacientes con enfermedad isquémica del corazón, mientras que en los pacientes con accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica, el uso de estatinas de alta intensidad fue más bajo. Además, se observó que los pacientes con enfermedad arterial periférica tenían una menor probabilidad de ser tratados con cualquier tipo de terapia reductora de lípidos en comparación con aquellos con enfermedad isquémica del corazón o accidente cerebrovascular.
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Monitorización y control del colesterol c-LDL: La proporción de pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica que tenían niveles documentados de c-LDL disminuyó a lo largo del período de estudio, del 58,0% en 2010 al 49,3% en 2022. Sin embargo, entre aquellos que sí tenían niveles documentados de colesterol, el porcentaje que alcanzó los niveles recomendados (menos de 1,8 milimoles por litro) aumentó ligeramente, del 32,7% en 2010 al 44,0% en 2022. Nuevamente, los pacientes con enfermedad arterial periférica fueron los que menos probabilidades tuvieron de alcanzar los niveles objetivo de c-LDL.
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Factores asociados a la mejoría en el manejo de lípidos: Entre los factores que se asociaron con un mejor control de los niveles de colesterol se incluyen el sexo masculino, la diabetes mellitus y la prescripción de cualquier tipo de terapia reductora de lípidos. En contraste, un diagnóstico de accidente cerebrovascular o enfermedad arterial periférica, así como la presencia de comorbilidades como la demencia o la enfermedad renal crónica, se asoció con una menor probabilidad de alcanzar los niveles objetivo de colesterol.
El estudio destaca una disparidad significativa en el manejo de los lípidos entre los subgrupos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, con los pacientes con enfermedad arterial periférica siendo consistentemente los menos manejados de manera efectiva. Aunque ha habido una mejora en la intensificación del tratamiento con estatinas, especialmente en pacientes con enfermedad isquémica del corazón, el estudio resalta la necesidad de implementar estrategias más robustas para el manejo de lípidos, en particular en pacientes con accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica. Además, la disminución en la monitorización de los niveles de c-LDL es preocupante, especialmente considerando que una proporción significativa de pacientes aún no alcanza los objetivos recomendados por las guías clínicas.
A pesar de los avances en el manejo de lípidos, existe una necesidad urgente de mejorar el control de los niveles de c-LDL en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica, especialmente en aquellos con enfermedad arterial periférica. Las disparidades en el manejo entre los diferentes subgrupos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica sugieren que las vías de tratamiento preventivo necesitan ser optimizadas, con un enfoque especial en los pacientes con enfermedad arterial periférica y accidente cerebrovascular, quienes fueron los menos beneficiados por las terapias reductoras de lípidos.
El estudio concluye que para maximizar los beneficios de las intervenciones hipolipemiantes recomendadas por las guías, se requiere una estrategia de implementación más rigurosa y uniforme, especialmente en subgrupos de pacientes con accidente cerebrovascular y enfermedad arterial periférica, donde se observan importantes deficiencias en el manejo.
Referencias:
- Eur J Prev Cardiol. - Trends in atherosclerotic cardiovascular disease and lipid management: a population-level observational cohort study in Wales