La dislipemia se refiere a cambios poco saludables en la composición de los lípidos sanguíneos y es un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas. Por lo general, el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) es el objetivo principal del tratamiento de la dislipemia. Sin embargo, el colesterol no unido a lipoproteínas de alta densidad (no-HDL-C) se ha convertido en un objetivo alternativo y fiable.
Abarca todas las lipoproteínas plasmáticas como las c-LDL, las lipoproteínas ricas en triglicéridos (TRL), las TRL-remanentes y la lipoproteína a [Lp(a)], excepto las lipoproteínas de alta densidad (C-HDL). Además del C-LDL, se ha descrito que otros componentes del no-HDL-C son aterogénicos y contribuyen a la fisiopatología de la aterosclerosis. Se reconoce que contribuyen al riesgo residual de enfermedad cardiovascular aterosclerótica que existe en pacientes en tratamiento con estatinas con niveles de LDL-C controlados.
Por lo tanto, el no-HDL-C se considera actualmente un factor de riesgo o predictor independiente de enfermedad cardiovascular aterosclerótica. La popularidad del no-HDL-C se atribuye a su facilidad de estimación y a que no depende del estado de ayuno. También predice mejor el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica en pacientes que reciben tratamiento con estatinas y/o en aquellos con obesidad, diabetes y trastornos metabólicos.
Además, en estudios de seguimiento de gran tamaño se ha observado que las personas con un valor basal de no-HDL-C más elevado a una edad más temprana (<45 años) eran más propensas a sufrir eventos adversos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica a una edad más avanzada, lo que sugiere una capacidad predictiva del no-HDL-C a largo plazo.
En consecuencia, la mayoría de las directrices internacionales recomiendan el no-HDL-C como objetivo secundario para el tratamiento de la dislipemia. Curiosamente, los patrones geográficos en estudios epidemiológicos recientes mostraron una mortalidad atribuible al no-HDL-C notablemente elevada en los países de alto riesgo. Esta revisión pone de relieve el papel independiente del no-HDL-C en la patogenia y el pronóstico de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Además, se discute la necesidad de un enfoque específico para cada país en el tratamiento de la dislipemia a nivel comunitario/poblacional. En general, el colesterol no-HDL puede convertirse en un objetivo coprimario o primario en el tratamiento de la dislipemia.
Referencias:
- Atherosclerosis. - Non-HDL-cholesterol in dyslipidemia: Review of the state-of-the-art literature and outlook