La exposición crónica a la contaminación empeora el pronóstico tras un infarto
Estudio que pretende determinar si la exposición a la contaminación ambiental se asocia con un peor pronóstico en pacientes con un infarto previo. Los autores concluyen que, tras un infarto de miocardio, la exposición a partículas en suspensión de pequeño tamaño se asocia con una mayor mortalidad de cualquier causa.

Varios estudios han demostrado que la exposición a la contaminación ambiental, especialmente a las partículas en suspensión (PM, del inglés Particulate Matter), se asocia con la enfermedad cardiaca incluso en lugares con niveles de contaminación relativamente bajos, como el Reino Unido. Por otra parte, el pronóstico tras un infarto ha demostrado tener una fuerte asociación con el nivel socio-económico. Es decir, los pacientes en una situación socioeconómica más deprimida presentan un peor pronóstico. Los niveles más elevados de contaminación se encuentran frecuentemente en las áreas más empobrecidas, por tanto, la contaminación, podría explicar parte del gradiente socioeconómico en el pronóstico tras el infarto de miocardio. El estudio que presentamos hoy pretende esclarecer si la exposición crónica a la contaminación se asocia con un peor pronóstico tras el infarto. Para ello se estudiaron 154.204 pacientes dados de alta con diagnóstico de infarto con o sin elevación de ST e incluidos en la base de datos de Inglaterra y Gales del Myocardial Ischaemia National Audit Project. Se estudiaron las concentraciones medias de dióxido de nitrógeno (NO2), de otros óxidos de nitrógeno (NOx) así como de partículas suspendidas con diámetro ≤10 µm (PM10) y ≤2,5 µm (PM2,5). 154.204 pacientes fueron seguidos durante una media de 3,7 años, se registraron un total de 39.863 muertes durante el seguimiento (26% de los pacientes). Las exposiciones medias a contaminantes fueron de 18,8 µg/m3 para NO2, 17 µg/m3 para PM10 y de 11 µg/m3 para PM2,5. Los pacientes que vivían en Londres registraron cifras más altas de exposición a contaminantes que los que vivían en otras regiones. Las tasas de mortalidad fueron mayores entre los individuos expuestos a mayores concentraciones de partículas con diámetro ≤2,5 µm (PM2,5) (HR ajustada para un incremento de 10 µg/m3 en PM2,5 de 1,2 -95% CI 1,04-1,38-). No se encontró asociación entre la mortalidad y los otros tipos de contaminantes estudiados. Se realizó un análisis ajustado por el nivel de ingresos en pequeñas áreas de terreno. Así, se determinó que mientras que la privación de ingresos puede explicar gran parte de la asociación entre PM2,5 y la mortalidad, la exposición a PM2,5 explica sólo una pequeña parte de la gran influencia del gradiente socioeconómico en la tasa de mortalidad. Las principales limitaciones del estudio se derivan de su diseño poblacional. Así, desconocemos la causa de muerte exacta en la mayoría de los casos. Por otra parte, la exposición a contaminantes se asignó según el código postal de residencia en el primer ingreso. Sólo en los pacientes con reingresos hospitalarios pudo comprobarse si su domicilio seguía siendo el mismo que tras el primer alta hospitalaria. De igual forma, aunque conocemos el tratamiento con el que los pacientes fueron dados de alta, no disponemos de tasas de cumplimiento terapéutico durante el seguimiento. El presente estudio ha motivado un editorial en este mismo número del European Heart Journal. En él se hace referencia a los posibles mecanismos fisiopatológicos por los que la exposición a la contaminación podría aumentar la mortalidad. Así, estudios previos señalan que la activación de las células inflamatorias del pulmón provocaría un aumento de interleuquinas y citoquinas, con el consiguiente desarrollo de una respuesta inflamatoria sistémica. Esto último se traduciría en un estado de hipercoagulabilidad y trombogénesis. Otros estudios demuestran una asociación entre el grado de exposición a partículas y disregulación autonómica, aumento de la coagulabilidad y de marcadores de aterosclerosis como el grosor intimal carotídeo y el calcio coronario. El editorial termina con una reflexión sobre la responsabilidad de los gobiernos en el control de la contaminación y sobre la conveniencia de dar a los pacientes unas recomendaciones básicas para evitar, en la medida de lo posible, la exposición a la contaminación ambiental.
Enlaces:
- PubMed - Long-term exposure to air pollution is associated with survival following acute coronary syndrome »
- Editorial - Airborne pollution and cardiovascular disease: burden and causes of an epidemic »