La conexión entre la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés) y las enfermedades cardiovasculares subraya la importancia de una aproximación multidisciplinaria para su diagnóstico y manejo. En este artículo se revisan los hallazgos y recomendaciones principales para optimizar la salud cardiovascular, hepática y metabólica mediante un enfoque basado en evidencias.
Cambios en la nomenclatura y prevalencia de MASLD
El término MASLD fue introducido en 2023 para reemplazar el concepto de enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD). Esta nueva definición reconoce la coexistencia de disfunción metabólica y elimina la necesidad de excluir otras enfermedades hepáticas o consumo excesivo de alcohol. MASLD afecta al 38% de la población adulta global y se estima que alcanzará el 55,4% para 2040, impulsada por el aumento de la obesidad y la diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 2, presente en más del 50% de los casos de MASLD, es un factor clave en la progresión de fibrosis clínicamente significativa. Esta condición aumenta el riesgo cardiovascular, lo que subraya la necesidad de detección temprana y manejo integral.
Mecanismos fisiopatológicos
La disfunción metabólica subyacente en MASLD involucra la resistencia a la insulina, acumulación de grasa ectópica y un estado inflamatorio crónico. Estos factores contribuyen a:
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Disfunción endotelial.
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Lipotoxicidad y formación de placas ateroscleróticas.
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Alteraciones en el metabolismo lipídico (hipertrigliceridemia, elevación de colesterol LDL y disminución de colesterol HDL).
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Daño oxidativo y disfunción mitocondrial.
Estos mecanismos potencian la progresión de la aterosclerosis, la disfunción diastólica y la calcificación valvular, exacerbando el riesgo de eventos cardiovasculares mayores.
Estrategias de cribado y diagnóstico
Recomendaciones clave:
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Implementar vías clínicas locales para el cribado de MASLD en poblaciones con riesgo cardiovascular, utilizando pruebas no invasivas como el índice Fibrosis-4 (FIB-4) y elastografía transitoria controlada por vibración (VCTE).
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Cribar para fibrosis avanzada en individuos con diabetes tipo 2, obesidad o síndrome metabólico.
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Utilizar herramientas no invasivas de bajo costo, como ultrasonido hepático, para detectar esteatosis en poblaciones de riesgo moderado.
Pruebas no invasivas:
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FIB-4: Primera línea para estratificación del riesgo. Un puntaje <1,3 excluye fibrosis avanzada con alta especificidad, mientras que un puntaje ≥2,67 indica alta probabilidad de fibrosis avanzada y necesidad de referencia a hepatología.
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Elastografía hepática: Complementaria en casos de riesgo intermedio o alto. Es útil para monitorear progresión o regresión de fibrosis.
Manejo de MASLD en el contexto cardiovascular
Objetivos terapéuticos:
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Reducción del peso corporal (3-5% para mejorar la esteatosis; ≥10% para tratar fibrosis o esteatohepatitis).
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Mejora del perfil cardiometabólico mediante cambios en el estilo de vida, farmacoterapia y manejo multidisciplinario.
Intervenciones específicas:
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Dieta mediterránea: Alta en frutas, verduras, cereales integrales y pescado. Minimizar grasas trans, carnes rojas procesadas y bebidas azucaradas.
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Ejercicio regular: Al menos 150 minutos semanales de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa, combinados con ejercicios de resistencia dos veces por semana.
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Farmacoterapia:
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Inhibidores SGLT2 y agonistas de receptores GLP-1 para manejo de diabetes tipo 2 y mejora del perfil metabólico.
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Estatinas para reducción del riesgo cardiovascular en pacientes con dislipidemia.
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Abordaje multidisciplinario:
El manejo debe involucrar hepatología, cardiología, endocrinología, dietética, cirugía bariátrica y fisioterapia, asegurando un enfoque integral.
Factores de riesgo cardiovascular y MASLD
MASLD se reconoce como un factor de riesgo mejorado para enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD). A pesar de esto, no está plenamente integrado en las herramientas de predicción de riesgo cardiovascular debido a:
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Limitaciones en la validación de biomarcadores no invasivos en cohortes grandes.
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Variabilidad fisiológica y demográfica de los biomarcadores disponibles.
Propuestas futuras:
Desarrollar modelos de predicción que incluyan biomarcadores de MASLD y validarlos en poblaciones diversas para mejorar la clasificación y guía terapéutica.
Implicaciones clínicas
El manejo adecuado de MASLD no solo mejora la salud hepática, sino también reduce significativamente el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Identificar y tratar a individuos en etapas tempranas de la enfermedad es crucial para prevenir la progresión hacia fibrosis avanzada, cirrosis y eventos cardiovasculares mayores. Integrar MASLD en las estrategias de prevención primaria y secundaria puede transformar los resultados clínicos a nivel global.
Este artículo constituye un marco para la implementación de prácticas basadas en evidencias y promueve la colaboración interdisciplinaria como pilar fundamental en el manejo de MASLD y su impacto en la salud cardiovascular.
Referencias: