Comentario de la Autora: Ana Belén Méndez Fernández
El síndrome cardiorrenal (SRC) es una patología en la que corazón y riñón se ven comprometidos, y el deterioro de uno de ellos lleva al mal funcionamiento del otro. La diabetes mellitus (DM) conlleva un mayor riesgo de IC y un peor pronóstico. Además, casi la mitad de las personas con DM tendrán enfermedad renal crónica (ERC), lo que significa que la DM es la principal causa de insuficiencia renal. Se sabe que la tríada de síndrome cardiorrenal y diabetes está asociada con un mayor riesgo de hospitalización y mortalidad. Las unidades cardiorrenales, con un equipo multidisciplinar (cardiólogo, nefrólogo, enfermería), múltiples herramientas para el diagnóstico, así como nuevos tratamientos que ayudan a un mejor control de los pacientes cardio-renal-metabólicos, ofrecen un manejo holístico de los pacientes con SRC. En los últimos años, la aparición de fármacos como los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2), han mostrado beneficios cardiovasculares, inicialmente en pacientes con DM tipo 2 y posteriormente en ERC e insuficiencia cardiaca con y sin DM2, ofreciendo una nueva oportunidad terapéutica, especialmente para pacientes cardiorrenales. Además, los agonistas del receptor del péptido 1 similar al glucagón (aGLP1) han mostrado beneficios CV en pacientes con DM y enfermedad CV además de un riesgo reducido de progresión de la ERC.
En esta revisión abordamos nuevos aspectos en el paciente cardiorrenal, haciendo especial énfasis en el paciente diabético cardiorrenal, ya que son pacientes por lo general más complejos y comórbidos que aquellos sin DM, habiéndose demostrado de forma contundente que la DM se asocia con un peor pronóstico en el paciente con IC, y por ende en el paciente cardiorrenal.
La DM tipo 2, generalmente relacionada con la obesidad y la resistencia a la insulina, es suficiente para activar vías proinflamatorias tanto en el tejido como en las células endoteliales que contribuyen a la lesión tisular, además de fibrosis en el corazón (miocardiopatía diabética) y el riñón (nefropatía diabética). Sumado a esto, los factores de riesgo relacionados con la diabetes, como la dislipemia o la hipertensión, también contribuyen a la enfermedad cardiorrenal. Los tratamientos para prevenir la lesión cardiorrenal diabética incluyen modificaciones del estilo de vida, terapias para reducir la glucosa, control de lípidos (generalmente con estatinas) y bloqueo del sistema renina-angiotensina (RAS). Los iSGLT2 y los aGLP1 se han convertido en fármacos de primera línea para reducir la glucosa junto con metformina.
Los pacientes con DM2 y ERC tienen una alta carga de enfermedad cardiovascular y un riesgo muy alto de progresión de la enfermedad renal, incluso en pacientes con un manejo óptimo. Es por ello, que además del arsenal que hasta ahora disponemos, nuevos fármacos como los antagonistas de los receptores de mineralocorticoides no esteroideos (ns-MRA), la tirzepatida (polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa y agonista del receptor de GLP-1), entre otros, pronto formaran parte del abanico terapéutico del paciente cardiorrenal.
En el articulo profundizamos en los resultados de los estudios más relevantes ya publicados en el paciente cardiorrenal además de todos aquellos que se encuentran en marcha y que cambiarán aun más el abordaje de estos pacientes.
Referencias:
- Front Cardiovasc Med. - Cardiorenal syndrome and diabetes: an evil pairing

Ana Belén Méndez Fernández