La aspirina es conocida desde hace mucho tiempo y actualmente sigue siendo la piedra angular del tratamiento antitrombótico de las enfermedades cardiovasculares.
En los pacientes con síndromes coronarios agudos o crónicos que se someten a una intervención coronaria percutánea, el tratamiento antiplaquetario doble con aspirina es obligatorio para prevenir la trombosis del stent y/o nuevos episodios isquémicos. En la actualidad, el ácido acetilsalicílico también es un tratamiento antitrombótico de primera elección tras la sustitución de una válvula protésica aórtica y, en ocasiones, es necesario además de los anticoagulantes orales tras la implantación de una válvula mecánica.
La hipersensibilidad presunta o demostrada al ácido acetilsalicílico (aspirina) es un problema clínico importante, que limita el uso de un medicamento que puede salvar vidas. En la población general, la hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico tiene una prevalencia del 0,6%-2,5% y presenta una plétora de manifestaciones clínicas, que van desde la enfermedad respiratoria exacerbada por el ácido acetilsalicílico hasta la anafilaxia.
Aunque infrecuente, cuando se encuentra en la práctica clínica, la hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico plantea a los cardiólogos un dilema clínico, que nunca debe trivializarse, evitando en lo posible la omisión del fármaco. Aquí se revisa la epidemiología de la hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico, se describen los mecanismos fisiopatológicos y las formas de presentación clínica, y se comentan las opciones de tratamiento, desde la caracterización de la verdadera alergia a la aspirina, en contraste con la intolerancia, hasta la sugerencia de protocolos de desensibilización.
Referencias: