El ictus es una enfermedad devastadora con una importante morbilidad y mortalidad en todo el mundo. El tratamiento antitrombótico desempeña un papel crucial en la prevención primaria y secundaria del ictus.
La terapia antiplaquetaria simple o doble suele preferirse en casos de aterosclerosis de grandes arterias y enfermedad de pequeños vasos, mientras que la anticoagulación se recomienda en condiciones de estasis sanguínea o estados de hipercoagulabilidad que suelen dar lugar a trombos rojos. Sin embargo, el beneficio de las terapias antitrombóticas debe sopesarse con el mayor riesgo de hemorragia, lo que puede plantear retos importantes en el tratamiento farmacológico de esta afección.
Esta revisión ofrece un resumen exhaustivo de las pruebas actualmente disponibles sobre el tratamiento antitrombótico del ictus isquémico y esboza un algoritmo terapéutico actualizado para ayudar a los médicos a adaptar la estrategia a cada paciente y al mecanismo subyacente del ictus.
Referencias: