La ecocardiografía de estrés, la gammagrafía de perfusión miocárdica y, más recientemente, la resonancia magnética cardiovascular de perfusión de estrés han sustituido en gran medida a la prueba de esfuerzo en cinta o bicicleta en muchos países para evaluar a los pacientes con sospecha de enfermedad arterial coronaria. Cuando se describieron por primera vez estas técnicas de imagen funcional no invasivas, se validaron frente al patrón oro de la angiografía coronaria invasiva mediante estimación visual de la estenosis coronaria. Se esperaba que los pacientes que presentaban isquemia inducible en una región miocárdica determinada tuvieran una estenosis "significativa" (que limitara el flujo) en el vaso coronario epicárdico correspondiente en la angiografía. Si tal lesión estaba presente, la prueba de esfuerzo se consideraba correcta (es decir, un verdadero positivo) pero, si tal lesión estaba ausente, la prueba de esfuerzo se consideraba incorrecta (es decir, un falso positivo).
Dado que estos estudios originales se realizaron con frecuencia en pacientes a los que ya se había programado una angiografía coronaria invasiva por motivos clínicos, fue posible determinar la sensibilidad y la especificidad de cada modalidad (la capacidad de una prueba para identificar correctamente a las personas con y sin la enfermedad, respectivamente). Durante los últimos 25 años, la especificidad y la sensibilidad de las pruebas no invasivas han sido fundamentales en los debates sobre su uso y la precisión relativa de cada técnica en comparación con las demás.
Referencias:
- Eur Heart J Cardiovasc Imaging. - Sensitivity and specificity of non-invasive stress imaging techniques - an outdated paradigm in contemporary clinical cardiology?