Guía 2025 OMS sobre arGLP-1 para el tratamiento de la obesidad en adultos: síntesis clínica y práctica

La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente cuyo impacto sanitario y económico se ha disparado a escala global. La nueva guía de la OMS para adultos no gestantes sitúa a las terapias GLP-1 (arGLP-1 y agonistas multirreceptor afines) como pieza relevante dentro de una atención integral, continuada y centrada en la persona, que combina intervenciones conductuales, farmacológicas y, cuando proceda, quirúrgicas, junto con la prevención y el manejo coordinado de comorbilidades.

El documento reconoce que el abordaje aislado no basta y que el objetivo debe ser construir un ecosistema de obesidad que garantice acceso equitativo, capacidad de los sistemas sanitarios y atención libre de estigma. A continuación, se resumen sus recomendaciones, fundamentos y consideraciones operativas con enfoque clínico.

Recomendaciones principales

  1. Uso a largo plazo de terapias GLP-1: en adultos con obesidad pueden emplearse como tratamiento continuado a largo plazo (definido por la regulación vigente como ≥6 meses de tratamiento continuo). Recomendación condicional, con certeza moderada de la evidencia.
  2. Terapia conductual intensiva (IBT) junto a GLP-1: en quienes reciben GLP-1 puede proporcionarse IBT como parte de un algoritmo clínico multimodal, con establecimiento estructurado de objetivos de actividad física y dieta, restricción de ingesta energética, sesiones de asesoramiento semanales y evaluación rutinaria de progresos. Recomendación condicional, con baja certeza de la evidencia.

Buenas prácticas que acompañan a las recomendaciones

  • La obesidad requiere cuidados de por vida: cribado, diagnóstico temprano, evaluación y manejo de complicaciones, y consideración de tratamientos farmacológicos, quirúrgicos u otros para prevenir y tratar comorbilidades.
  • Consejo conductual universal: toda persona con obesidad debe recibir consejo sobre cambios de estilo de vida como primer paso hacia intervenciones conductuales estructuradas; en quienes usan GLP-1, el consejo es el escalón previo a IBT para amplificar resultados.

Fundamentos y alcance clínico

Los arGLP-1 nacieron como antidiabéticos en 2005 y con el tiempo han mostrado efectos en vías hipotalámicas que modulan apetito y saciedad y retrasan el vaciamiento gástrico. El desarrollo clínico ha demostrado pérdida ponderal clínicamente relevante y beneficios metabólicos amplios. Más allá del peso, la evidencia en marcha y los análisis disponibles sugieren efectos en eventos cardiovasculares mayores, insuficiencia cardíaca con FEVI preservada, prevención de diabetes, descenso de presión arterial sistólica y LDL-colesterol, apnea obstructiva del sueño, enfermedad arterial periférica, patología renal y esteatohepatitis metabólica, entre otros ámbitos.

Como clase terapéutica, incluye agonistas del receptor GLP-1 y combinaciones GLP-1/GIP, con múltiples formulaciones. A fecha reciente, hay una docena de fármacos aprobados para diabetes tipo 2 y/o obesidad y más de cuarenta agentes en desarrollo, incluidos agonistas multirreceptor de nueva generación.

Las recomendaciones son condicionales por varias razones: la base de datos a muy largo plazo todavía es limitada (titulación, mantenimiento, discontinuación y seguridad a lo largo del tiempo), los costes actuales son elevados, existen brechas de preparación de los sistemas sanitarios y se plantean implicaciones de equidad y variabilidad en preferencias de pacientes y prioridades de resultados.

Implementación: del fármaco al ecosistema

Para traducir la evidencia en salud poblacional se requiere un triple impulso:

  1. Acceso y asequibilidad: el cuello de botella actual combina costes altos, capacidad de producción limitada y restricciones logísticas. Incluso en el escenario más optimista, la producción cubriría a una fracción de la población con necesidad. La inclusión de un subgrupo de alto riesgo en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS es un paso para favorecer acceso, y se estudian medidas como precalificación, licencias voluntarias, fabricación local, compras agrupadas y precios escalonados. La expiración de patentes clave en los próximos años y la llegada de formulaciones orales podrían simplificar fabricación, distribución y almacenamiento.
  2. Preparación del sistema sanitario: integración en atención primaria con formación de profesionales, creación de registros de pacientes y circuitos de derivación, fortalecimiento de compras y cadena de frío cuando sea necesaria, y marcos robustos de monitorización. Las herramientas digitales y la telemedicina pueden apoyar adherencia y seguimiento, con empoderamiento de las personas con obesidad.
  3. Atención centrada en la persona y libre de estigma: garantizar que el cuidado sea accesible, no discriminatorio y con participación activa de quienes viven con la enfermedad para asegurar pertinencia cultural y sostenibilidad.

Priorización y próximos pasos de la guía

Mientras se amplía la capacidad de acceso y de los sistemas, la prioridad inmediata es disponer de un marco de priorización transparente y equitativo que identifique a quienes más se benefician, con expansión progresiva de la elegibilidad conforme crezcan el acceso y la preparación. La próxima actualización de la guía se centrará en estratificar por gravedad de la enfermedad y comorbilidades (p. ej., diabetes, hipertensión y riesgo cardiovascular), en evaluar coste-efectividad en distintos escenarios y en precisar la gestión de inicio, titulación, mantenimiento, sustitución y retirada de GLP-1. Asimismo, se valorarán componentes multimodales adicionales (nutrición terapéutica, «comida como medicina» y cirugía) para potenciar la efectividad en algoritmos integrados.

Relevancia clínica

  • Cardiometabólico: el uso sostenido de GLP-1, junto con prevención y control de comorbilidades, puede repercutir en eventos cardiovasculares, insuficiencia cardíaca con FEVI preservada y progresión de diabetes, además de favorecer control tensional y lipídico.
  • Riesgo-beneficio individualizado: el carácter condicional de las recomendaciones exige deliberación compartida y adaptación al contexto (preferencias, comorbilidades, equidad y factibilidad).
  • Continuidad asistencial: la obesidad requiere seguimiento de por vida, con objetivos realistas, revisión periódica de respuesta y seguridad, y coordinación entre niveles asistenciales.

Aplicación práctica

  1. Evaluación inicial: confirmar diagnóstico y comorbilidades; valorar prioridades del paciente (pérdida ponderal, control de síntomas, prevención de complicaciones) y barreras de acceso/adherencia.
  2. Plan terapéutico: combinar GLP-1 de forma continuada con IBT estructurada cuando sea factible; documentar metas de actividad física y dieta, calendario de sesiones y métricas de progreso.
  3. Seguimiento: revisar tolerancia, ajuste de dosis (según ficha técnica aplicable), adherencia a IBT y evolución de peso y parámetros cardiometabólicos; planificar mantenimiento a largo plazo.
  4. Coordinación en primaria: usar registros, rutas de derivación y monitorización protocolizada; integrar herramientas digitales y telemedicina para soporte continuo.
  5. Equidad y acceso: priorizar a quienes más se beneficien cuando existan restricciones; informar sobre opciones y apoyos disponibles.

Mensajes clave

  • La obesidad es una enfermedad crónica que requiere cuidados de por vida y atención integral, no actuaciones puntuales.
  • Las terapias GLP-1 pueden utilizarse a largo plazo como parte de un abordaje multimodal centrado en la persona.
  • La IBT añade valor como pilar conductual para potenciar y sostener los beneficios de GLP-1 cuando sea viable.
  • La implementación exige acceso equitativo, preparación de los sistemas y cuidado sin estigma.
  • Se priorizarán las personas con mayor necesidad mientras se expande el acceso; la guía seguirá actualizándose con nueva evidencia, especialmente sobre mantenimiento y retirada.

Impacto en la práctica clínica

Para cardiología y ámbitos afines, la guía consolida un cambio de paradigma: del control de «factores de riesgo» a la gestión crónica de una enfermedad con implicaciones metabólicas y cardiovasculares amplias. Integrar GLP-1 en atención primaria, con IBT y rutas de derivación claras, puede aliviar presión sobre consultas especializadas, mejorar resultados cardiometabólicos y abrir la puerta a estrategias poblacionales que combinen tratamiento y prevención. El impacto real dependerá de cómo cada sistema sanitario logre orquestar acceso, continuidad y priorización.

Conclusión

Las terapias GLP-1 no son una solución aislada, pero sí un catalizador para articular un ecosistema de obesidad más justo, integrado y sostenible. El reto inmediato es implementarlas con equidad y rigor clínico, sin perder de vista la prevención, la atención centrada en la persona y la sostenibilidad a largo plazo.

Referencias:

  1. JAMA. - World Health Organization Guideline on the Use and Indications of Glucagon-Like Peptide-1 Therapies for the Treatment of Obesity in Adults

 

Dr. Ramón Bover Freire

Ramón Bover Freire

Cardiólogo en el H. Clínico San Carlos de Madrid. Coordinador Unidad de Prevención y Rehabilitación Cardiaca. Diplomado en Estadística en Ciencias de la Salud por la Universidad Autónoma de Barcelona. ESADE Executive Education “Dirección de Servicios Integrados de Salud”.

@RamonBover

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