Ácidos grasos n-3 en pacientes con factores de riesgo cardiovascular: ¿Eficaces en prevención primaria?
Estudio donde se analizó si la administración de ácidos grasos n-3 en pacientes con múltiples factores de riesgo cardiovascular reducía los eventos cardiovasculares. Los autores concluyen que esta alternativa no disminuyó la incidencia de mortalidad y morbilidad cardiovascular.
Son bien conocidas las propiedades beneficiosas a nivel cardiovascular de una dieta equilibrada. En concreto y respecto a los ácidos grasos, es recomendable una dieta con baja proporción de ácidos grasos saturados (<10%) y rica en insaturados.
Los ácidos grasos insaturados presentan un efecto favorable en el perfil del colesterol sérico. Dentro de los mismos, tenemos los n-6 y los n-3. El ácido eicosapentaenoico y el docosahexaenoico son representativos del grupo n-3. Aunque no tienen un impacto sobre los niveles de colesterol sérico de manera directa, se ha comprobado que son capaces de reducir la mortalidad cardiovascular y, en menor medida, la mortalidad cerebrovascular en paciente con antecedentes de enfermedad cardiovascular (prevención secundaria). Sin embargo, no está lo suficientemente estudiado el beneficio en pacientes que no han presentado ningún evento cardiovascular (prevención primaria).
Para ello un grupo italiano diseñó un ensayo clínico doble ciego, controlado con placebo en el que incluyó pacientes de más de 860 centros. Los sujetos cumplían los criterios de elegibilidad si presentaban múltiples factores de riesgo cardiovascular, pero sin haber sufrido previamente un infarto de miocardio. Tras su inclusión, se aleatorizaban bien al grupo de intervención (administración de 1 gramo diario de ácidos grasos n-3) o de placebo (aceite de oliva).
Como variable principal de resultado se preespecificó el evento combinado de muerte, infarto de miocardio no fatal e ictus no fatal. Hay que destacar que, tras 1 año de inicio del estudio y dado que la incidencia de la variable principal resultó ser más baja de lo esperado, por lo que este criterio fue revisado incluyendo también la admisión hospitalaria por causa cardiovascular.
En total se incluyeron 12.513 pacientes, de los cuales 6.244 fueron aleatorizados al grupo de ácidos grasos n-3 y 6.269 al placebo. Con una mediana de seguimiento de 5 años, el evento combinado ocurrió en 1.478 de 12.505 pacientes incluidos en el análisis (11,8%), de los cuales 733 de 6.239 (11,7%) pertenecían al grupo de intervención y 745 de 6.266 (11,9%) recibieron placebo (HR ajustado para el grupo de ácidos grasos n-3: 0,97; IC 95%: 0,88-1,08; p=0,58). Los mismos resultados fueron encontrados para todas las variables secundarias.
Los autores, a tenor de los resultados encontrados, que en sujetos con múltiples factores de riesgo cardiovascular a los que se les administran suplementos de ácidos grasos n-3 no se consigue una reducción de eventos cardiovasculares a largo plazo, en comparación con placebo.
Con este estudio recientemente publicado en New England Journal of Medicine se vuelve a poner encima de la mesa la utilidad de los suplementos y/o de otras terapias farmacológicas (como la aspirina) en la prevención primaria. Lo que está claro es que, más allá de una dieta mediterránea, ejercicio físico aeróbico regular y un control estricto de los factores de riesgo cardiovascular, no parece que se haya encontrado una “receta milagro” que haga disminuir las complicaciones cardiovasculares.
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