La pérdida de peso en el ingreso por insuficiencia cardiaca aguda se asocia a una menor mortalidad o necesidad de reingreso por insuficiencia cardiaca aguda pero no refleja la complejidad de estos pacientes y tiene importantes limitaciones.
En este artículo se presentan los datos de un subanálisis del ASCEND-HF (estudio del Neseritide en la insuficiencia cardiaca aguda descompensada) en el que se intenta establecer la relación entre la pérdida de peso durante el ingreso por insuficiencia cardiaca aguda y la mortalidad de cualquier causa o necesidad de re-hospitalización a los 30 días del alta. Los signos y síntomas de congestión secundarios a la elevación de las presiones de llenado son la causa más frecuente de ingreso por insuficiencia cardiaca aguda y la piedra angular del tratamiento son los diuréticos. La valoración clínica del estado congestivo del paciente se basa en medidas como la variación de peso o la diuresis y en la valoración de la disnea. Todas esta medidas son poco reproducibles y precisas y su relación con la evolución después del alta del paciente se desconoce. En este artículo se presentan los datos de 4.172 pacientes que ingresan por insuficiencia cardiaca aguda y con un perfil de disfunción ventricular de origen isquémico , alta incidencia de co-morbilidades cardiacas y no cardiacas y una edad media de 65±14 años. El análisis definió como cambio de peso la diferencia absoluta entre el peso al ingreso y el peso al alta o al décimo día de ingreso (lo que ocurra primero) y se define como cambio de peso post-alta la diferencia de peso al alta o en el décimo día y a los 30 días. Se consideran pérdidas de peso significativas las mayores de 5 Kg, moderadas entre 5-1 Kg y no pérdida de peso las inferiores a 1 Kg. La pérdida de peso media las 24 horas fue de 1 Kg y al alta/décimo día fue de 2.3 Kg. El 67% de los pacientes tuvieron una pérdida de peso significativa o moderada durante la hospitalización y un 28% de los pacientes no sufrieron pérdida de peso o incluso lo aumentaron. Analizando las características de este último subgrupo se ve que tiene una alta incidencia de co-morbilidades cardiacas y no cardiacas, que basalmente tiene menos datos de sobrecarga de volumen y niveles más bajos de péptidos natriuréticos, pero no se observan diferencias en la prescripción de diuréticos ni en las dosis . Las razones por las cuales un tercio de los pacientes no bajan de peso pueden ser varias: la poca precisión y reproducibilidad del peso, el alta precoz del paciente cuando todavía no está euvolémico, la resistencia al tratamiento diurético o la existencia de un fenotipo de pacientes en el que el problema es mixto con aumento de volumen intravascular y redistribución del mismo en los vasos de capacitancia. En este subgrupo de pacientes se observó un incremento de riesgo del 16% por Kg en la mortalidad o reingreso por insuficiencia cardiaca a los 30 días del alta. Sin embargo, en el subgrupo con pérdidas de peso mayores de 1 Kg no hubo diferencias estadísticamente significativas en la mortalidad o reingreso por insuficiencia cardiaca a los 30 días. En el caso de las variaciones de peso en los primeros 30 días después del alta, el 26% de los pacientes tuvieron pérdidas de peso significativas o moderadas frente al 34% que no sufrió cambios en el peso y el 40% que aumentó de peso. En subgrupo de pacientes con aumento de peso después del alta se observó un incremento del 16% del riesgo por Kg ganado en la mortalidad a los 180 días con un hazard ratio por Kg que aumenta el peso del 1.16. Pero el subgrupo de pacientes con pérdida de peso también se observa un incremento de mortalidad a los 180 días con un hazard ratio 0.93 por cada Kg que varía en peso. El aumento de mortalidad en este ultimo subgrupo con pérdida de peso refleja la complejidad del paciente con insuficiencia cardiaca en la que también hay que tener en cuenta factores nutricionales con impacto demostrado en la morbi-mortalidad. En este análisis se analiza también la correlación de la pérdida de peso con la disnea y la diuresis, encontrando una mínima correlación con ambos. Este hecho se puede explicar por la falta de un método reproducible para valorar la disnea, a la poca especificidad de la disnea en el contexto de pacientes con elevadas co-morbilidades como isquemia, fibrilación auricular o enfermedad pulmonar o a la valoración casi exclusiva de la disnea en reposo durante la hospitalización. En el caso de la diuresis el problema de reproducibilidad y precisión también hacen que sea un método poco adecuado para valorar el estado congestivo del paciente y escasa correlación con la pérdida de peso o la disnea.
Referencias:
Comentario de la Dra. Inmaculada Fernández Rozas
Responsable de Unidad de Insuficiencia Cardiaca de Hospital Severo Ochoa, Leganés, Madrid.