El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares. Aunque el daño más grave proviene de los productos de combustión del tabaco, como el alquitrán y el monóxido de carbono, la adicción a la nicotina perpetúa el consumo. En este contexto, los cigarrillos electrónicos han surgido como una alternativa para la administración de nicotina sin combustión, reduciendo potencialmente algunos efectos nocivos y aumentando su popularidad como ayuda para dejar de fumar. Sin embargo, los aerosoles de los cigarrillos electrónicos, que incluyen sustancias como glicol de propileno, glicerina vegetal, nicotina y saborizantes, pueden inducir toxicidad, inflamación y estrés oxidativo. Así, aunque se ha demostrado que los cigarrillos electrónicos ayudan a dejar el tabaco, su impacto en la salud cardiovascular es objeto de debate, sobre todo en pacientes con antecedentes de enfermedad cardiovascular, como los sometidos a ICP.
El objetivo de este estudio fue evaluar los efectos pronósticos de los cambios en los hábitos de fumar —continuar con el tabaco, cambiar a cigarrillos electrónicos, o dejar de fumar— en pacientes fumadores con enfermedad arterial coronaria que han sido sometidos a ICP.
Metodología: Una cohorte nacional y evaluación de hábitos de tabaquismo
Este estudio retrospectivo utilizó la base de datos de seguro de salud nacional de Corea, que incluye información demográfica, diagnósticos médicos y causas de muerte de la población coreana. Los participantes seleccionados fueron fumadores adultos que se sometieron a ICP entre 2018 y 2021 y que se realizaron exámenes de salud tanto tres años antes como después del procedimiento. Se excluyeron personas con antecedentes de cáncer, accidente cerebrovascular o eventos cardiovasculares mayores antes del segundo examen de salud para evitar sesgos.
La cohorte final incluyó 17.973 pacientes que fueron categorizados en tres grupos de acuerdo a sus cambios de hábito de fumar: los que continuaron fumando cigarrillos combustibles, los que cambiaron a cigarrillos electrónicos (ya sea exclusivamente o en combinación con cigarrillos convencionales) y los que dejaron de fumar por completo. Las evaluaciones de los hábitos se realizaron mediante cuestionarios y auto-reporte, y el seguimiento incluyó una evaluación de los eventos adversos mayores cardíacos, como la mortalidad total, el infarto de miocardio espontáneo y la revascularización.
Características de la población del estudio
La edad media de los participantes fue de 60,4 años, con un 97,1% de hombres, reflejando la mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares en hombres coreanos fumadores. Los tres grupos (fumadores de cigarrillos, usuarios de cigarrillos electrónicos y quienes dejaron de fumar) presentaron características demográficas y clínicas similares, aunque los usuarios de cigarrillos electrónicos tendían a ser más jóvenes. El índice de comorbilidad de Charlson fue similar en los tres grupos, y la mayoría de los pacientes fueron dados de alta con tratamientos estándar, incluyendo aspirina, inhibidores de P2Y12 y estatinas.
Un dato interesante fue que el grupo de cambio a cigarrillos electrónicos mostró una menor intensidad de consumo de cigarrillos después de la ICP en comparación con los fumadores que continuaron usando cigarrillos combustibles. Esto sugiere una reducción en el consumo de nicotina, un posible beneficio en pacientes que no pueden dejar de fumar por completo.
Resultados: Incidencia de eventos cardíacos adversos mayores (MACE) y mortalidad
Durante un seguimiento medio de 2,4 años, la incidencia acumulada de MACE fue menor entre quienes cambiaron a cigarrillos electrónicos (10,8%) o dejaron de fumar (13,4%) en comparación con quienes continuaron fumando cigarrillos combustibles (17%). Al usar a los fumadores de cigarrillos combustibles como referencia, los cocientes de riesgos (HR) ajustados fueron 0,82 para los usuarios de cigarrillos electrónicos y 0,87 para quienes dejaron de fumar, indicando un riesgo significativamente reducido en ambos grupos. No se encontró una diferencia significativa en el riesgo de MACE entre los usuarios de cigarrillos electrónicos y los que dejaron de fumar, lo cual indica que el cambio a cigarrillos electrónicos podría ser una alternativa viable para reducir el riesgo cardiovascular.
En términos de mortalidad total, los usuarios de cigarrillos electrónicos también presentaron una menor mortalidad en comparación con los fumadores de cigarrillos convencionales, con un HR ajustado de 0,64. La mortalidad por causas cardiovasculares, cáncer y enfermedades pulmonares también fue menor entre los usuarios de cigarrillos electrónicos y los que dejaron de fumar. Además, el análisis de subgrupos mostró una reducción consistente en el riesgo de MACE en todas las categorías de edad, género y comorbilidades, reforzando la solidez de los hallazgos.
Comparación entre usuarios duales y exclusivos de cigarrillos electrónicos
El estudio incluyó un análisis comparativo entre los usuarios duales (quienes utilizaban tanto cigarrillos electrónicos como combustibles) y quienes cambiaron completamente a cigarrillos electrónicos. Los usuarios que hicieron una transición total a cigarrillos electrónicos presentaron una menor incidencia acumulada de MACE (9,6%) en comparación con los usuarios duales (12,2%). Esto sugiere que una transición completa a cigarrillos electrónicos puede ofrecer un beneficio adicional en comparación con el uso combinado de cigarrillos electrónicos y combustibles.
La reducción en la incidencia de eventos cardíacos entre los usuarios de cigarrillos electrónicos completamente fue significativa, con un HR ajustado de 0,71 en comparación con los usuarios duales. Sin embargo, no se observó una diferencia significativa en el riesgo de infarto de miocardio espontáneo entre ambos grupos. Estos resultados subrayan la importancia de reducir al máximo el consumo de cigarrillos combustibles para mejorar los resultados cardiovasculares, aunque se mantenga el uso de cigarrillos electrónicos.
Discusión: Implicaciones y recomendaciones clínicas
Este estudio destaca varios puntos importantes. Primero, dejar de fumar sigue siendo la opción más beneficiosa en términos de reducción de riesgo cardiovascular. Sin embargo, solo el 40,7% de los pacientes logró dejar de fumar después de una ICP, lo que subraya la dificultad de superar la adicción a la nicotina, incluso en pacientes con antecedentes de enfermedad coronaria. Este hallazgo es coherente con estudios previos que muestran tasas de recaída elevadas en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
En segundo lugar, cambiar a cigarrillos electrónicos puede considerarse una estrategia viable en pacientes que no logran dejar de fumar. Los cigarrillos electrónicos, aunque no están exentos de riesgo, parecen ofrecer una reducción significativa en el riesgo de eventos cardiovasculares en comparación con los cigarrillos combustibles. Este hallazgo respalda la postura de algunas asociaciones, como la Asociación Americana del Corazón, que considera razonable apoyar el uso de cigarrillos electrónicos como una ayuda alternativa para dejar de fumar en pacientes que no pueden o no desean usar métodos convencionales de cesación.
Sin embargo, es importante señalar que el estudio presenta limitaciones, incluyendo el uso de datos retrospectivos y auto-reporte de hábitos de fumar, lo que introduce el riesgo de sesgos de recuerdo y de clasificación. Además, la falta de datos detallados sobre el tipo de cigarrillos electrónicos utilizados, así como sobre las medicaciones para dejar de fumar empleadas, limita la generalización de los resultados.
Conclusiones: Cambio a cigarrillos electrónicos y reducción del riesgo cardiovascular
El estudio concluye que, entre los fumadores con enfermedad arterial coronaria sometidos a ICP, cambiar a cigarrillos electrónicos o dejar de fumar completamente se asocia con una reducción significativa en el riesgo de eventos cardíacos adversos mayores en comparación con continuar fumando cigarrillos combustibles. Los pacientes que realizan una transición total a cigarrillos electrónicos experimentan una mayor reducción en el riesgo de MACE que los usuarios duales, lo que sugiere que el cambio completo a cigarrillos electrónicos puede ser más beneficioso para la salud cardiovascular que el uso combinado de ambos tipos de cigarrillos.
Este estudio aporta información valiosa para la práctica clínica, ya que indica que, aunque la cesación total es la mejor opción, el cambio a cigarrillos electrónicos podría ser una alternativa válida para los pacientes que no logran dejar el tabaco combustible. Esto refuerza la necesidad de enfoques de cesación personalizados que consideren las dificultades de los pacientes para dejar de fumar y el impacto potencial de los cigarrillos electrónicos en la reducción de riesgos a corto y mediano plazo. Sin embargo, dado que el impacto a largo plazo de los cigarrillos electrónicos en la salud cardiovascular aún no se comprende completamente, se requiere investigación adicional para confirmar estos hallazgos y entender los mecanismos subyacentes de sus efectos en pacientes con enfermedad coronaria.
Referencias:
- Eur Heart J. - Prognosis after switching to electronic cigarettes following percutaneous coronary intervention: a Korean nationwide study