El estudio histológico de stents implantados sobre lesiones severamente calcificadas muestra una mayor tasa de struts no recubiertos, siendo factores predictores independientes la malaposición, la presencia de más de 3 struts consecutivos sobre una zona calcificada y la falta de desgarro de la media. Es conocido el mayor riesgo de reestenosis intrastent y de trombosis del stent en aquellas lesiones coronarias más calcificadas. También se ha descrito, mediante análisis con OCT, la relación entre la falta de cobertura de los struts con la trombosis aguda, subaguda y tardía del stent. En este artículo publicado en el European Heart Journal, Torii et al analizan la diferente respuesta vascular al implante de stents de nueva generación sobre lesiones severamente calcificadas. Para ello, estudiaron 134 lesiones de 104 muestras histológicas post-mortem (excluyendo revascularizaciones con <30 días, aquellas realizadas sobre vaso no nativo, así como lesiones con stents de diferentes tipos). Clasificaron las lesiones en severamente calcificadas (>70% del segmento stentado) frente al resto, analizando las características basales (tanto clínicas como del intervencionismo coronario) de ambos grupos. Posteriormente, hicieron un estudio histológico, comparando cortes de ambos grupos. El grupo de pacientes con lesiones severamente calcificadas, que se correspondía con pacientes más frecuentemente diabéticos, hipertensos y con enfermedad renal crónica, presentó mayor tasa de trombosis del stent [4(9%) vs 0(0%), p=0,01] (sabiendo que la distribución de bifurcaciones, solapamientos y longitud de stent es igual en ambos grupos), y mayor tasa de reestenosis, no llegando a alcanzar significación estadística en esta última [8(17%) vs 6(7%), p=0,054]. En cuanto al análisis histológico de los cortes obtenidos tras el procesamiento de las muestras: el porcentaje de struts no cubiertos por lesión era significativamente mayor en las lesiones severamente calcificadas [2,4% (IQR 0,0-19,0)] vs [0,0% (IQR 0,0-4,6), p=0,02], presentando éstas, asimismo, una mayor prevalencia de malaposición (48% vs 27%, p= 0,006), y mayor prevalencia de zonas con >3 struts consecutivos en contacto directo con la superficie calcificada (52% vs 8%, p< 0,0001). El análisis multivariante señaló el tiempo de implantación <6 meses,> 3 struts consecutivos en contacto con la superficie calcificada, la malaposición y (paradójicamente) la falta de desgarro de la media como predictores independientes de recubrimiento tardío de los struts. Respecto al desarrollo de neoaterosclerosis, si bien en ambos grupos fue progresando con el paso del tiempo, se mantuvo menor en el grupo de lesiones severamente calcificadas. La principal limitación de este estudio es la utilización de muestras postmortem, con el posible sesgo de selección de pacientes más graves (en el grupo de lesiones no calcificadas, se describe un 64% de mortalidad de causa cardiaca, mientras que en el grupo de lesiones severamente calcificadas, faltan datos del 30% de los pacientes incluidos). Además, el número de lesiones estudiadas es bajo, especialmente a la hora de llevar a cabo un análisis multivariante. Por otro lado, habría que considerar la posibilidad de que el procesamiento de las muestras pudiese haber artefactado las características reales de las mismas. Con este estudio, los autores pretenden llamar la atención sobre el diferente comportamiento, y mayor riesgo, de las lesiones severamente calcificadas, dejando entrever la posibilidad de adoptar estrategias de antiagregación más prolongadas, o bien aumentar el uso de técnicas, como la litotricia, que modifiquen ese sustrato antes del implante del stent.
Referencias:
Comentario de la Dra. María Abellás Sequeiros
