Asistencias ventriculares y arritmias ventriculares
Las taquicardias ventriculares son frecuentes en enfermos con disfunción ventricular. Adicionalmente, el hecho de que un paciente reciba un dispositivo de asistencia ventricular, se sugiere que puede contribuir a presentarlas, en un sustrato favorable a la génesis de este tipo de arritmias.

El propósito de este estudio, publicado online recientemente en JACC, fue evaluar la prevalencia y el significado de las arritmias ventriculares (AV) junto al papel del DAI en pacientes con el apoyo de un dispositivo de asistencia ventricular izquierda de flujo continuo (LVAD).
Es bien conocido que las AV son comunes en los pacientes ingresados y que precisan LVAD pero los datos disponibles para apoyar el uso rutinario de DAI en estos pacientes no abundan.
Algunos autores, de hecho, han sugeridos que las asistencias podrían tener un efecto arrimogénico (cicatriz postquirúrgica, cánulas, alteración en los canales iónicos…). Otros, en cambio, han publicado buenos resultados a pesar de sufrirlas (incluo fibrilación ventricular).
Los investigadores incluyeron prospectivamente a todos los enfermos que ingresaron y recibieron una LVAD de tipo largo plazo, entre el 1 de enero y el 1 de octubre de 2012, en su institución (Columbia, en Nueva York). Se interrogaron los DAIs de los pacientes al inicio del estudio y durante el seguimiento, definiendo AV como aquella taquicardia ventricular (o fibrilación) de duración >30 segundos o que precisó ser terminada por una terapia DAI apropiada.
Consideraron como evento resultado primario la aparición de AV >30 días después de la implantación de la asistencia.
Finalmente, incluyeron noventa y cuatro pacientes, de los que setenta y siete tenían un DAI y 17 no. Hubo cinco enfermos con un DAI desactivado o una batería agotada que no se sustituyó durante el estudio.
Veintidós pacientes presentaron una AV >30 días después de la implantación de la LVAD. El mayor predictor de arritmia post-operatoria fue la presencia de AV preoperatorias. En la misma línea, se vio que la ausencia de AV preoperatoria confiere un riesgo bajo de AV postoperatoria (4,0% vs 45,5%, p<0,001).
Ninguno de los pacientes dados de alta del hospital sin DAI tras el implante de la LVAD murieron durante los 276,2 meses de seguimiento (tiempo sin DAI promedio:12,7±12,3 meses).
El artículo concluye que los pacientes con AV pre-operatorias se encuentran en riesgo de AV recurrentes, precisando probablemente contar con un DAI. En cambio, si no habían presentado AV preimplante, puede que no sea necesario el DAI.
Las asistencias ventriculares, VADS, se están convirtiendo en un tratamiento fundamental en etapas avanzadas de insuficiencia cardiaca (NYHA III-IV). Los avances tecnológicos incesantes hacen que cada vez sean mejores los resultados en pacientes sumamente complejos, que de otra manera, muchas veces desahuciados del trasplante, tendrían los días contados.
El artículo que presentamos en esta ocasión es un trabajo muy interesante que aporta datos objetivos sobre una preocupación creciente de los grupos que tratan con este grupo de pacientes: las arritmias ventriculares. Los investigadores, por tanto, sólo recomiendan implantar o recambiar el DAI en caso de alto riesgo de AV (o de que las presentara el enfermo previamente a la VAD).
Aunque esclarecedor, la parte negativa es que la tecnología analizada en este trabajo dista mucho de la que podemos disponer en la práctica clínica habitual en nuestro país, principalmente por motivos económicos. Esperemos la situación cambie en los próximos años.
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