La hipertensión arterial se relaciona con la obesidad y la distribución de la grasa corporal en niños y adolescentes
Comentario del Autor: Dra. María Dolores Marrodán
La organización mundial de la salud (OMS) estima que uno de cada tres adultos tiene la presión arterial (PA) elevada y que este hecho es la causa de la mitad de las muertes producidas por accidente cardiovascular. Pero este problema no afecta exclusivamente a la población adulta; en un artículo de revisión publicado en el año 2010, Kavey y sus colaboradores señalaban que, a nivel mundial, entre el 1 y el 5% de los niños y adolescentes eran hipertensos.
No obstante, estudios recientes efectuados en distintos países geográfica y étnicamente diferentes, como Estados Unidos, Canadá, Venezuela, México, China o España, han puesto de relieve que dichas cifras se han elevado en los últimos tiempos, y al menos en apariencia, en paralelo al incremento de la obesidad infantil. Por otra parte, hay evidencia de que la hipertensión en edad temprana, si no es detectada y tratada, es determinante para la negativa evolución de la enfermedad cardiovascular en etapas posteriores de la vida. En este contexto, resulta fundamental explorar la asociación entre PA y composición corporal, tratando de identificar los indicadores antropométricos más precisos para detectar el riesgo en edad pediátrica.
Siguiendo las recomendaciones del National High Blood Pressure Education Programme Working Group, nuestro grupo de investigación (EPINUT-UCM) analizó la PA en una muestra de 1.511 escolares madrileños de ambos sexos y edades comprendidas entre los 6 y 16 años. Se consideraron normotensos los sujetos con PA sistólica y o diastólica inferior al percentil 90 del estándar RICARDIN, (desarrollado por el Grupo Cooperativo Español para el Estudio de los Factores de RIesgo CARDiovascular en la INfancia). Al mismo tiempo, se midieron la talla, el peso, el perímetro de la cintura y los pliegues adiposos subcutáneos bicipital, tricipital, subescapular y suprailíaco estimando, a partir de tales dimensiones, el índice de masa corporal (IMC) el de cintura talla (ICT) y el porcentaje de grasa corporal (%GC).
Se comprobó que el 3,17% de los niños y el 3,05% de las niñas tenían la PA elevada, prevalencia inferior a la obtenida en una muestra de escolares granadinos evaluada por el equipo de González-Jiménez, cuyos resultados se publicaron también en la Revista Española de Cardiología en el año 2011. La principal aportación del presente trabajo ha sido la cuantificación del riesgo en función de la sobrecarga ponderal, la adiposidad relativa y la distribución de la grasa, pues como se deduce de los odss ratio, la probabilidad de padecer hipertensión se vio aumentada en los escolares clasificados como obesos por su IMC (de acuerdo a los estándares internacionales del International Obesity Task Force ) 7,87 veces en los niños y 12,32 veces en las niñas.
Por lo que respecta a la adiposidad relativa, el riesgo de PA elevada resultó significativamente superior en los niños y niñas ubicados por encima del percentil 97 de las referencias para población pediátrica española (publicadas por nuestro grupo en el año 2006) concretamente 6,98 veces en la serie masculina y 18,51 veces en la femenina. La importancia de los depósitos de grasa abdominal se puso de relieve al constatar que el riesgo de tener la PA elevada se incrementaba 10,5 veces en los niños y 7,82 veces en las niñas cuando el ICT ≥ 0,5. Un análisis multivariado corroboró los anteriores resultados, concluyendo que el sobrepeso y la obesidad predisponen a la PA elevada, pero que el %GC y el ICT como indicador de grasa abdominal son especialmente sensibles para identificar a los escolares con riesgo de hipertensión. Nuestro estudio demuestra la utilidad de la antropometría y la composición corporal como elemento diagnóstico de prevención cardiovascular desde la infancia. En nuestra opinión, debería incluirse la toma de la PA en las revisiones pediátricas de forma rutinaria, especialmente en el caso de los niños con sobrecarga ponderal o cuyo ICT supere el umbral del mencionado punto de corte.
Enlaces:
- Rev Esp Cardiol - Asociación entre adiposidad corporal y presión arterial entre los 6 y los 16 años. Análisis en una población escolar madrileña »
Sobre el Autor
María Dolores Marrodán es doctora en Biología, Profesora Titular de Universidad y Codirige, junto a la Dra. María Dolores Cabañas Armesilla, el Grupo de Investigación Acreditado EPINUT adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. El grupo, vinculado también a la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, a la Fundación Alimentación Saludable y la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK), orienta su investigación al análisis de la nutrición en las poblaciones humanas, tanto es sus aspectos clínicos, como epidemiológicos y de promoción de la salud. Entre sus líneas prioritarias, pueden citarse la antropometría y la composición corporal, la alimentación escolar, la percepción de la imagen en el diagnóstico precoz de los desórdenes alimentarios y la evaluación nutricional aplicada a la cooperación al desarrollo. Más información así como acceso a numerosas publicaciones puede obtenerse a partir de su página web www.epinut.ucm.es.