¿Qué sabes de la terapia dirigida por catéter en embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto y alto?

La embolia pulmonar continúa siendo una de las principales causas de mortalidad cardiovascular a nivel mundial. A pesar de los avances recientes en su prevención, diagnóstico y tratamiento, la estratificación temprana del riesgo sigue siendo esencial para la toma de decisiones clínicas. En este contexto, la anticoagulación sigue siendo el tratamiento principal. Sin embargo, la terapia dirigida por catéter ha surgido como una opción terapéutica complementaria, especialmente para aquellos pacientes con descompensación hemodinámica o en riesgo de deterioro significativo, en quienes la trombólisis sistémica ha fracasado o está contraindicada.

La evidencia científica que apoya el uso de la terapia dirigida por catéter, además de la anticoagulación en pacientes con embolia pulmonar de alto riesgo o de riesgo intermedio-alto, es limitada debido a la falta de ensayos clínicos aleatorizados. Esta ausencia de datos robustos impide la creación de recomendaciones claras en las guías de manejo sobre la mejor estrategia terapéutica para estos pacientes. Este resumen tiene como objetivo analizar críticamente la evidencia actual sobre la terapia dirigida por catéter en la embolia pulmonar, resaltar las principales áreas de innovación y abordar las necesidades clínicas no satisfechas y las lagunas de investigación, además de sugerir estrategias para la selección de dispositivos.

Estratificación del riesgo en la embolia pulmonar

La embolia pulmonar tiene una amplia heterogeneidad en su presentación clínica, desde pacientes asintomáticos hasta aquellos que experimentan shock cardiogénico o muerte súbita. La categorización actual de la severidad de la embolia pulmonar, basada en parámetros como el índice de severidad de la embolia pulmonar (PESI) y el PESI simplificado, permite identificar a los pacientes en mayor riesgo de mortalidad. Entre ellos, aquellos con embolia pulmonar de alto riesgo (también conocida como embolia pulmonar masiva) representan aproximadamente el 5% de los pacientes hospitalizados y tienen una alta tasa de mortalidad intrahospitalaria.

Para los pacientes con embolia pulmonar de riesgo intermedio, especialmente aquellos con disfunción ventricular derecha y marcadores de necrosis miocárdica (troponina elevada), la posibilidad de deterioro hemodinámico repentino es una gran preocupación. Las guías internacionales recomiendan la anticoagulación terapéutica inicial para estos pacientes, junto con una monitorización estrecha para detectar signos de deterioro. Hasta el 25% de los pacientes con embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto pueden experimentar un curso clínico complicado a pesar de la anticoagulación adecuada.

Terapia dirigida por catéter: Una alternativa a la trombólisis sistémica

La terapia dirigida por catéter ha surgido como una opción terapéutica en pacientes con embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto y alto, especialmente en aquellos que presentan contraindicaciones para la trombólisis sistémica o que tienen un alto riesgo de hemorragia intracraneal. Este tipo de tratamiento incluye dos enfoques principales: la trombólisis dirigida por catéter y la embolectomía basada en catéter. La primera se basa en la administración local de un agente trombolítico en el trombo, lo que permite una reducción significativa en la dosis del fármaco fibrinolítico y, por lo tanto, disminuye el riesgo de complicaciones hemorrágicas. La segunda implica la fragmentación mecánica o aspiración del trombo sin el uso de trombolíticos.

Cada técnica tiene sus ventajas y desventajas. Mientras que la trombólisis dirigida por catéter es más eficaz para reducir el riesgo de hemorragias importantes al administrar dosis menores de trombolíticos, la embolectomía permite la extracción de trombos más grandes, aunque con un mayor riesgo de pérdida sanguínea y de embolización distal.

Selección de dispositivos y nuevas tecnologías

El proceso de selección de dispositivos para la terapia dirigida por catéter depende de varios factores clínicos y anatómicos, como la ubicación y el tamaño del trombo, la presencia de comorbilidades cardiopulmonares y el riesgo de hemorragia. Además, el éxito de la terapia dirigida por catéter también está relacionado con la experiencia del operador y la disponibilidad de un equipo especializado. Los dispositivos de terapia dirigida por catéter actuales incluyen tecnologías como la trombólisis asistida por ultrasonido, que mejora la penetración del agente trombolítico en el trombo, y sistemas de aspiración de gran calibre como el FlowTriever, diseñado para extraer grandes cantidades de material trombótico sin la administración de fibrinolíticos.

A pesar de estas innovaciones, la evidencia sólida que demuestre la superioridad de la terapia dirigida por catéter sobre la anticoagulación o la trombólisis sistémica sigue siendo insuficiente. La mayoría de los estudios disponibles son observacionales y carecen de la rigurosidad de los ensayos clínicos aleatorizados. En este sentido, ensayos como el PEITHO y ULTIMA han demostrado que la terapia dirigida por catéter puede revertir la dilatación ventricular derecha de manera más eficaz que la anticoagulación sola, pero aún no está claro si esto se traduce en una mejora en los resultados clínicos a largo plazo.

Terapia dirigida por catéter versus anticoagulación en la embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto

Hasta la fecha, solo tres ensayos clínicos aleatorizados han comparado la terapia dirigida por catéter con la anticoagulación en pacientes con embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto. El ensayo ULTIMA, por ejemplo, demostró que la terapia dirigida por catéter era superior a la heparina en revertir la dilatación del ventrículo derecho en las primeras 24 horas, sin aumentar las complicaciones hemorrágicas. Sin embargo, estudios como el CANARY no han logrado demostrar una diferencia significativa en la mortalidad a los tres meses entre los pacientes tratados con terapia dirigida por catéter y aquellos que recibieron solo anticoagulación.

Además de los ensayos aleatorizados, varios estudios observacionales han evaluado el impacto de la terapia dirigida por catéter en la embolia pulmonar. Un metaanálisis reciente que incluyó a más de 20.000 pacientes sugirió que la terapia dirigida por catéter se asocia con una menor mortalidad en comparación con la anticoagulación sola, sin un aumento significativo en los eventos hemorrágicos. Sin embargo, estos estudios tienen limitaciones inherentes, como el sesgo de selección y la falta de adjudicación ciega de los eventos.

Innovaciones recientes y futuras en la terapia dirigida por catéter

El panorama de la terapia dirigida por catéter ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años, con la introducción de nuevas tecnologías y dispositivos. Un ejemplo reciente es el sistema de trombectomía mecánica y eléctrica Magneto, que combina la aspiración con la recuperación mecánica-eléctrica del coágulo. Este dispositivo ha mostrado resultados prometedores en la reducción de la presión arterial pulmonar sin aumentar el riesgo de complicaciones graves.

Además de los avances en los dispositivos, se están realizando esfuerzos para mejorar la estratificación del riesgo y la identificación temprana de los pacientes con embolia pulmonar de riesgo intermedio-alto que podrían beneficiarse de la terapia dirigida por catéter. Herramientas como la puntuación NEWS (National Early Warning Score) están ganando popularidad para la evaluación continua de estos pacientes, permitiendo la identificación de aquellos que requieren tratamiento de reperfusión antes de que se produzca un deterioro hemodinámico grave.

Preguntas no resueltas y áreas de incertidumbre

A pesar de los avances en la terapia dirigida por catéter, aún quedan importantes preguntas sin respuesta. Una de las principales áreas de incertidumbre es la falta de datos sobre los beneficios clínicos netos de las diferentes técnicas de terapia dirigida por catéter. La mayoría de los estudios se han centrado en marcadores indirectos, como la reducción de la presión arterial pulmonar o la relación entre los diámetros ventriculares, en lugar de resultados clínicos más robustos como la mortalidad y las tasas de recurrencia de la embolia pulmonar.

Asimismo, no está claro si la terapia dirigida por catéter puede prevenir el síndrome post-embolia pulmonar, una complicación debilitante a largo plazo que afecta a una proporción significativa de los sobrevivientes de la embolia pulmonar. Para responder a estas preguntas, es fundamental la realización de ensayos clínicos más grandes y con suficiente poder estadístico.

Conclusiones

La terapia dirigida por catéter ha demostrado ser una opción prometedora para el tratamiento de la embolia pulmonar de alto riesgo y de riesgo intermedio-alto. Sin embargo, la evidencia actual sigue siendo insuficiente para recomendar su uso generalizado en todos los pacientes. Es necesario realizar ensayos clínicos aleatorizados rigurosos que comparen la terapia dirigida por catéter con la anticoagulación y la trombólisis sistémica, evaluando no solo los resultados inmediatos, sino también los efectos a largo plazo en la mortalidad, las complicaciones hemorrágicas y la calidad de vida de los pacientes.

Referencias:

  1. JACC. - Innovation in Catheter-Directed Therapy for Intermediate-High-Risk and High-Risk Pulmonary Embolism
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