Del 2003 a 2011 en Inglaterra hubo una disminución en mortalidad por ictus en un 42% (p<0,001) y cardiopatía isquémica (CI) en un 40% (p<0,001). Paralelamente, hubo una caída de la PA de 3,0±0,33/ 1,4±0,20 mm Hg (p<0,001/p<0,001), una disminución de 0,4 ±0,02 mmol/L (p<0,001) de colesterol, reducción de prevalencia de tabaquismo del 19% al 14% (p<0,001), una aumento del consumo de frutas y verduras (0,2±0,05 ración/día, p<0,001) y un aumento del índice de masa corporal (IMC; 0,5±0,09 kg/m2, p<0,001).
La ingesta de sal, medida por sodio urinario de 24 h, mostró una disminución en 1,4 g/ día (p<0,01). En personas que no tomaban medicamentos antihipertensivos, hubo una caída de la PA de 2,7±0,34/1,1±0,23 mm Hg (p<0,001/p<0,001) después de ajustar por edad, sexo, etnia grupo, educación, ingreso familiar, consumo alcohol, ingesta de frutas y verduras e IMC. Aunque la ingesta de sal no se midió en estos participantes, el hecho de que la ingesta media de sal en una muestra aleatoria de la población se redujo en un 15% durante el mismo período, sugiere que las caídas de la PA serían en gran parte atribuibles a la reducción en el consumo de sal, en lugar que los medicamentos antihipertensivos.
La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo. Los factores relacionados con la dieta y el estilo de vida poco saludables son responsables de aproximadamente el 80% de las ECV. Entre todos los factores de riesgo de ECV planteados, la presión arterial (PA) es uno de los más importantes, responsable del 62% de los accidentes cerebrovasculares y el 49% de los Cardiomiopatía Isquémica (CMI). El análisis de la carga mundial de morbilidad, muestra que la PA elevada es el principal factor de riesgo, represento aproximadamente 7% de discapacidad global ajustada por años de vida en 2010, contribuyendo a aproximadamente 9,4 millones de muertes por año en todo el mundo. Un análisis de los datos de la Encuesta de Salud para Inglaterra demostró que los medicamentos antihipertensivos representaron menos del 25% de la disminución de la PA sistólica en el hombre durante el período de 1994–2002 y 2003–2009.
La evidencia de varios tipos de estudios ha demostrado consistentemente que una reducción en la ingesta de sal reduce la PA y por lo tanto, reduce el riesgo de ECV. Un metaanálisis de los ensayos con relativa reducción de sal a corto plazo, mostró una relación dosis-respuesta con una reducción de 1 g/día en la ingesta de sal a una caída de aproximadamente 1 mm Hg en PA sistólica. El Reino Unido inició un programa nacional de reducción de sal en 2003/2004. El programa tuvo éxito y resultó en una reducción del 15% en el consumo de sal de la población para el 2011.
Se hizo un análisis por separado que incluyó solo personas de 19 a 64 años que examino la tendencia de la PA y la mortalidad por ACV y CI, ya que este rango de edad fue el mismo que para aquellos participantes que tenían sodio urinario medido en 24 h. En 2003, las tasas de mortalidad por accidente cerebrovascular fueron 134/100.000 y las tasas de mortalidad por CI fueron 232/100.000 para la población adulta en Inglaterra.
Se produjo una reducción gradual de los accidentes cerebrovasculares y mortalidad por CI. En 2011, la mortalidad por accidente cerebrovascular disminuyó a 78/100 000 (p<0,001) y la mortalidad por CI disminuyó a 139/100 000 (p<0,001). La PA media cayó de 129,3±0,20/74,2±0,12 mm Hg en 2003 a 126,3±0,25/72,8±0,16 mm Hg en 2011 (es decir, una caída de 3,0±0,33/1,4±0,20 mm Hg, p<0,001 para sistólica y PA diastólica). De 2003 a 2011 hubo una disminución de 0,4±0,02 mmol/L (p<0,001) en colesterol total, una reducción de la prevalencia del tabaquismo del 19 % al 14 % (p<0,001), y un aumento en el consumo de frutas y verduras con un consumo de 0,2±0,05 ración/día (p<0,001). Al mismo tiempo, hubo un aumento significativo en el IMC de 0,5 ±0,09 kg/m2 (p<0,001) y una disminución de HDL (en 0,02 ±0,01mmol/L, p<0,05). La ingesta media de sal, medida por excreción de sodio orina en de 24 h en una muestra aleatoria de la población adulta, fue de 9,5±0,2 g/día en 2003. El consumo de sal se redujo a 9,0±0,4 g/día en 2005/2006; 64±0,2 g/día en 2008 y más a 8.1±0.2 g/día para el 2011.
Por lo tanto, de 2003 a 2011, la ingesta de sal disminuyó en 1,4 g/día (es decir, 15%, p<0,05 para la tendencia a la baja). Para investigar el papel de la reducción de sal en los cambios de PA en individuos no tratados, se comparó la PA en 2011 con la de 2003 con ajuste por posibles factores de confusión. Para excluir aún más cualquier posible factor de confusión del efecto de los tratamientos de PA, se incluyeron solo individuos que no tomaban ningún medicamento antihipertensivo u otros medicamentos que pudieran afectar la PA. Los resultados mostraron que hubo una caída de la PA de 2,7 ±0,34/1,1±0,23 mm Hg (p<0,001 para PA sistólica y diastólica) de 2003 a 2011 después de ajustar por edad, sexo, etnia grupo, nivel educativo, ingreso familiar, consumo de alcohol, ingesta de frutas y verduras e IMC. Estas, en conjunto, explicaron el 28% de la varianza de PA sistólica y 16% de la varianza de PA diastólica.
La ingesta de sal no se incluyó en el modelo anterior de regresión, porque no se midió en la misma proporción de participantes cuya PA fue registrada. Sin embargo, el hecho de que después de ajustar por casi todos los demás factores principales conocidos asociado con PA, todavía hubo una caída significativa en PA de 2,7/1,1 mm Hg de 2003 a 2011, se sugiere que sea probable que estas caídas en la PA se deban en gran medida atribuibles a la reducción del consumo de sal en la población que se produjo durante este período. La PA y mortalidad por ictus y CI en individuos de 19 a 64 años según las conclusiones de los autores se basaron en la suposición que la reducción del 15% en el consumo de sal se produjo en el toda la población adulta en Inglaterra. Sin embargo, el sodio urinario en 24 horas se midió sólo en individuos de edad 19–64 años. Por lo tanto, se realizó un análisis separado para la tendencia de la PA y la mortalidad por ACV y CI en individuos de los mismos grupos de edad que los que tenían la ingesta de sal medida.
Los resultados mostraron que, de 2003 a 2011, la mortalidad por accidentes cerebrovasculares disminuyó de 128/1.000.000 a 82/1.000.000 (reducción del 36%, p<0,001) y mortalidad por CI disminuyó de 423/1.000.000 a 272/1.000.000 (36% reducción, p<0,001). En individuos que no estaban con ninguna medicación antihipertensiva u otros medicamentos que pudiesen afectar la PA, hubo una caída de la PA de 1,9±0,34/1,0 ±0,25 mm Hg (p<0,001 para PA sistólica y diastólica) de 2003 a 2011 después de ajustar por edad, sexo, grupo étnico, nivel educativo, ingreso familiar, consumo de alcohol, ingesta de frutas y verduras e IMC. El análisis de los autores muestra que la PA promedio en la población adulta en Inglaterra disminuyó en 3/1.4 mm Hg de 2003 a 2011. Esto podría atribuirse a varios factores como la reducción de la ingesta de sal, el aumento en el consumo de frutas y verduras, y la mejora en el tratamiento y control de la PA. Sin embargo, el hallazgo que, en individuos no tratados, hubo una caída en PA de 2,7/1,1 mm Hg tras tener en cuenta la edad, el sexo, grupo étnico, nivel educativo, ingreso familiar, consumo de alcohol, ingesta de frutas y verduras y El IMC sugiere que la reducción en el consumo de sal de la población, que ocurrió entre 2003 y 2011, es probable que sea un contribuyente importante a las caídas de PA. A pesar de que solo se midió el sodio urinario de 24 h en individuos de edad de 19 a 64 años, es probable que la reducción en el consumo de sal se haya producido en toda la población, ya que fue predominantemente logrado por una reducción gradual en la cantidad de sal añadida a todos los alimentos procesados, lo que representa aproximadamente el 80% de la ingesta total de sal. Aunque el análisis de los autores se centró en las personas que no tomaban ningún medicamento para la PA, hay evidencia, en personas que están en tratamientos con medicamentos antihipertensivos, que una reducción de la ingesta de sal se suma a las terapias farmacológicas, particularmente medicamentos que bloquean el sistema de la renina-angiotensina.
Se ha demostrado que una reducción dada en la ingesta de sal tiende a una mayor la caída de la PA en las personas mayores en comparación con individuos más jóvenes. De hecho, este análisis mostró que en individuos de 19 a 64 años, la caída en PA de 2003 a 2011 fue menor en comparación con ese observado cuando se incluyeron todos los adultos. Otro factor que puede explicar la mayor caída observada de PA en este informe, es la duración más larga, es decir, durante un período de 8 años. Además, cada vez más evidencia sugiere que la reducción de sal puede tener un efecto beneficioso directo en la reducción ECV, independiente de la PA. Por lo tanto, es de interés encontrar una disminución en la mortalidad por ACV y CI en paralelo con la reducción de la ingesta de sal y las caídas de la PA de 2003 a 2011 en Inglaterra. Varios otros estudios han documentado una reducción en la incidencia de ECV. Por ejemplo, un estudio que utilizó el Registro South London Stroke, mostró que la incidencia de accidentes cerebrovasculares disminuyó de 247/100.000 en 1995 a 149,5/100.000 en 2010 (es decir, una reducción del 39,5% en 16 años), y un análisis de la base de datos de investigación de práctica general mostró que la incidencia de accidentes cerebrovasculares en el Reino Unido se redujo en un 29% entre 1999 y 2008. Según el metaanálisis del tratamiento de la PA, ensayos clínicos en los que se logró una reducción de 10 mm Hg en la PA sistólica se relacionó con una disminución del 41% en accidentes cerebrovasculares y del 22% en CI, se estimó que una reducción de 2,7 mm Hg de PA Sistólica que ocurrió con la reducción de sal, sería predictivo para reducir el accidente cerebrovascular en aproximadamente un 11% y la CMI en un 6%.
Un análisis de costo efectividad del Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) muestra que la reducción de sal no solo salva vidas, sino que también ahorra dinero, y la reducción en el consumo de sal ha logrado en el Reino Unido ahorrar más de 1.500 millones de libras/año. Estos hallazgos, que una reducción en el consumo de sal de la población, se relaciona con una caída de la PA poblacional y la mortalidad por accidente cerebrovascular y CI en Inglaterra, están de acuerdo con los observado en Japón y Finlandia. Japón, a finales de 1960, llevó a cabo una campaña dirigida por el gobierno para reducir Ingesta de sal. Durante la década siguiente, el consumo de sal fue reducido, particularmente en las zonas del norte de 18 a 14 g/ día.
Paralelamente a esta reducción en la ingesta de sal, hubo descensos de la PA y una reducción del 80% de la mortalidad por ictus a pesar de los grandes aumentos en la ingesta de grasas, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la obesidad que se produjeron durante ese periodo. Finlandia, a fines de la década de 1970, inició un sistema enfocado para reducir el consumo de sal a través de campañas mediáticas masivas, cooperación con la industria alimentaria e implementación de legislación de etiquetado de sal. Esto llevó a una reducción significativa de la ingesta media de sal de la población finlandesa de 14 g/día en 1972 a menos de 9 g/día en 2002. La reducción del consumo de sal fue acompañada por una caída de más de 10 mm Hg en PA sistólica y también disminución importante en PA diastólica; con una disminución del 75-80% en accidentes cerebrovasculares y Mortalidad por CI.
Aunque estos resultados son atribuibles a varios factores, es probable que la reducción del consumo de sal haya jugado un papel importante, particularmente en la caída de PA, como el IMC y el consumo de alcohol aumentaron durante ese tiempo. Es probable que la reducción del consumo de sal sea un factor importante contribuyente a las caídas de PA en Inglaterra de 2003 a 2011.
Comentario:
Al analizar la información dada por los autores en este estudio, se observa que, a pesar de los sesgos referidos por los ellos, se puede deducir que disminuir el consumo de sal en la población general, es un factor independiente protector, que a su vez ayuda a bajar cifras tensionales y paralelamente ECV asociada, con sus complicaciones de ACV y CI. Demostrado esto al tener en cuenta el ajuste por otras variables asociadas a HTA para evitar confusión en los resultados obtenidos y comparando con los hallazgos de otros estudios. Así lograr campañas a nivel mundial educativas, gubernamentales e institucionales de disminución de ingesta de sal y productos con alto contenido de sodio, son más que costo efectivas para disminuir outcomes duros en ECV, evitando, en mi pensar de esta manera, teorías como la de los Pacientes sal sensible y sal resistente; y no tanto pensando de esta forma de disminuir el consumo general de sal en la población como una obligación (No como si fuera Café para Todos), sino más en educar en consumir alimentos Sanos, sin tanta Carga de Cloruro de Sodio, que en nuestro organismo altera de manera sustancial su fisiología, conduciendo a una predisposición de alteraciones hemodinámicas e inflamatorias del endotelio, que desencadenan la cascada patológica sistémica de la enfermedad cardiovascular, con sus terribles complicaciones el ACV y la CI, sin tener en cuenta la alteración en la fisiología asociada del riñón que debe sobrecargarse de trabajo para lograr la Homeostasis y la Alostasis con la sobrecarga de sal que se le está dando al organismo.
Referencias: