La frecuencia cardiaca nocturna, marcador de riesgo cardiovascular en sujetos sanos
En este estudio recientemente publicado en el European Heart Journal se estudió la relación entre la frecuencia cardiaca y la mortalidad cardiovascular en personas sanas. Los autores concluyen que en sujetos sin cardiopatía, la frecuencia cardiaca nocturna aumentada constituye un predictor independiente de mal pronóstico.

Varios estudios epidemiológicos han demostrado que la frecuencia cardiaca de reposo es factor un predictor de mortalidad de cualquier casusa y de mortalidad cardiovascular. Sin embargo, la frecuencia cardiaca es un parámetro que está influenciado por muchos factores: ritmo circadiano, etapas del sueño, factores hormonales, estado de relajación… Así pues, no está claro qué medición de la frecuencia cardiaca ni en qué condiciones es la que tiene un mayor valor pronóstico. El objetivo del presente estudio es comparar el valor pronóstico sobre la morbi-mortalidad cardiovascular de la frecuencia cardiaca en reposo, nocturna y de la media de 24 horas. Para ello, se contactó con los hombres de 55 años y con los hombres y mujeres de 60, 65, 70 y 75 años de dos distritos postales de Copenhague. Se remitió a los pacientes un cuestionario sobre sus factores de riesgo en el que se les interrogaba sobre sus factores de riesgo cardiovascular, medicación habitual y antecedentes médicos. Se excluyeron a aquellas personas con historia de cardiopatía previa, ictus, cáncer y otras enfermedades que pudiesen comprometer el pronóstico vital. Se colocó a los integrantes del estudio un Holter de 48h, la frecuencia cardiaca de reposo se estableció tras al menos 10 minutos de reposo, la frecuencia cardiaca nocturna se estimó en el intervalo de 2 a 2:15 AM. Los datos de fallecimientos y eventos cardiovasculares fueron obtenidos del Registro Nacional de Pacientes danés y del Registro Nacional de Hospitales. Finalmente, de 2.969 personas a las que se remitió el cuestionario, se incluyeron en el estudio a 653. Los participantes tenían una edad media de 64,4 años, el 42,3% eran mujeres. Durante una media de 76 meses, fallecieron 80 integrantes del estudio. Aunque las tres mediciones de la frecuencia cardiaca demostraron tener asociación con la mortalidad, tras dividir las frecuencias cardiacas registradas en quintiles y realizar un modelo multivariable, se demostró que la frecuencia cardiaca nocturna era el parámetro que presentaba una correlación más fuerte con la mortalidad de cualquier causa (HR: 1,07, 95% CI 1,02-1,33; p=0,02). Esta asociación fue estadísticamente significativas tanto en sujetos de bajo riesgo (1 o ningún factor de riesgo; HR: 1,22, 95% CI 1,04-1,43, p=0,02) como en aquellos de elevado riesgo (dos o más factores de riesgo, HR: 1,29, 95% CI 1,14-1,46; p<0,0001). Son varias las limitaciones de este estudio. En primer lugar de 2.969 pacientes elegibles, sólo 653 acabaron siendo estudiados. Por otra parte, este estudio se centra en población sana a partir de los 55 años, por lo que habría que tener cautela a la hora de extrapolar los resultados a otros grupos poblaciones. Para terminar, no se evaluaron los factores de riesgo a lo largo del tiempo, por lo que desconocemos si algún paciente inició medicación que pudiera afectar a la FC durante el seguimiento. En cualquier caso, pese a estas limitaciones, importantes estudios como el BEAUTIFUL y el SHIFT han demostrado la importancia de la frecuencia cardiaca en el pronóstico cardiovascular. Así pues, si la frecuencia cardiaca empieza a considerarse un factor de riesgo modificable, el estudio que hoy presentamos, nos orienta sobre el mejor momento para registrarla.
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