Mal control de los factores de riesgo en la población española
Sólo el 0,2% de la población española analizada tenía un buen control de los 7 factores de riesgo mayores analizados.
Se trata de un estudio español publicado en el Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes. El estudio incluyó los datos de 11.408 pacientes del registro de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España y analizó el grado de salud cardiovascular de la muestra poblacional seleccionada, utilizando la definición de “Salud ideal cardiovascular” de la Asociación Americana del corazón (AHA), que incluye los siguientes aspectos: ser no fumador, tener un peso ideal –tomando como referencia el “body mass index o BMI”-, actividad física, dieta según las recomendaciones de la AHA, colesterol total <200 mg/dL sin tratamiento, tensión arterial <120/80 mmHg sin tratamiento, test de la glucosa <100 mg/dL, en ausencia de enfermedad cardiovascular conocida o diabetes. Sólo un 0,2% de la población satisfacía los 7 aspectos, un 3,4% tenían correctamente 6 apartados y un 15,3% al menos 5 medidas. Además, un 80% presentaban una salud cardiovascular pobre, entendida como tener al menos un indicador calificado como pobre. La dieta inadecuada fue el indicador más frecuente responsable de dicha calificación (39,2%), seguida por un control insuficiente de la tensión arterial (32,1%). Todo esto supone que la prevalencia de “salud cardiovascular ideal” en la población general es baja. Sin embargo, la prevalencia de enfermedad cardiovascular sigue siendo menor en relación con otros países. Al comparar con la población estadounidense, se encontró que la población española tiene mejor dieta (cumple los criterios AHA 11% vs. 0,5%), mejor control de TA (30% de hipertensos en España frente 53% en EEUU), actividad física (39% vs. 45%), hábito tabáquico (48% vs. 53%), test de glucosa (77% vs. 60%). Todo hace que las dos poblaciones tengan una salud cardiovascular de 1,6% en España y 1,2% en Estados Unidos. Esto contrasta con la menor mortalidad en España en comparación con Estados unidos. Quizá esto se pueda explicar por otros factores distintos de los clásicos. Por ejemplo, menor sedentarismo, detalles dietéticos específicos como mayor consumo de vino y de dieta Mediterránea, elementos psicosociales como mayor soporte familiar y/o social, y la calidad de los cuidados médicos. De todas formas, se necesitarían estudios serios para comprobar la contribución de estos y otros factores para poder explicar la aparente paradoja en España: baja mortalidad cardiovascular en una población con un alto riesgo cardiovascular. Dentro de las limitaciones destacables mencionamos la posibilidad de que la muestra recogida no refleje exactamente las características de la población. Por ejemplo, no se incluyeron los sujetos institucionalizados. Se excluyó un 12% de todos los participantes por no tener todos los datos disponibles. De los datos recogidos, la información del consumo de tabaco, dieta y el tratamiento que el paciente consume para la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes se recogía con un test autocompletado por el sujeto, y que podría no reflejar la realidad.
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