La enfermedad arterial coronaria es la principal causa de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. En pacientes en los que la enfermedad arterial coronaria progresa, la revascularización mediante intervención coronaria percutánea o cirugía de derivación coronaria puede mejorar la calidad de vida y reducir los eventos adversos. Sin embargo, la elegibilidad del paciente para la revascularización puede verse afectada por comorbilidades, complejidad de la enfermedad arterial coronaria y el estado hemodinámico.
Aunque algunos de estos pacientes pueden considerarse de alto o extremo riesgo quirúrgico, aún pueden tener una opción para la revascularización mediante intervención coronaria percutánea. Este grupo de pacientes ha sentado las bases para el desarrollo de la denominada intervención coronaria percutánea compleja de alto riesgo. Sin embargo, los pacientes con intervención coronaria percutánea compleja de alto riesgo tienen un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el procedimiento y eventos isquémicos adversos. Además, se sabe que el riesgo hemorrágico puede aumentar proporcionalmente con el riesgo isquémico.
En consecuencia, los pacientes con intervención coronaria percutánea compleja de alto riesgo comparten varias características clínicas con los pacientes con alto riesgo hemorrágico. La interacción de estas características de alto riesgo de isquemia y hemorragia representa un desafío al decidir si se procede con una estrategia de revascularización específica y la selección de la terapia médica de prevención secundaria, en particular la terapia antiplaquetaria, que es un componente integral para aquellos que se someten a una intervención coronaria percutánea.
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