Estudio REACH: efecto de los betabloqueantes en paciente estables con antecedentes o no de enfermedad coronaria
Registro observacional multicéntrico donde se estudió el efecto de los betabloqueantes en tres cohortes diferentes: historia previa de infarto de miocardio, enfermedad coronaria sin historia de infarto y aquellos con factores de riesgo cardiovascular. Los autores concluyen que el uso de betabloqueantes en estos pacientes no disminuyó la incidencia de eventos cardiovasculares.
A pesar de que existen evidencias acerca de la utilización de los betabloqueantes tras un infarto agudo de miocardio, no está tan claro el beneficio de dicho tratamiento en otros grupos de pacientes como aquellos con enfermedad arterial coronaria sin infarto de miocardio, historia remota de infarto o en aquellos únicamente con factores de riesgo cardiovascular sin enfermedad coronaria.
El registro REACH (Reduction of Atherothrombosis for Continued Health) se trata de un estudio observacional multicéntrico donde los pacientes incluidos se clasificaron en 3 cohortes diferentes: infarto previo conocido (n=14.043), enfermedad arterial conocida sin infarto de miocardio (n=12.012) o únicamente factores de riesgo cardiovascular sin enfermedad coronaria (n=18.653). El objetivo primario del estudio fue el combinado de muerte cardiovascular, infarto de miocardio no fatal o ictus no fatal. Para el análisis de los datos se utilizó la técnica de “propensity score”.
De los 44.708 pacientes incluidos, 21.860 fueron utilizados para el “propensity score”. La mediana de seguimiento fue de 44 meses. En cuanto a los resultados principales, el uso de betabloqueantes no redujo significativamente la tasa de eventos cardiovasculares en ninguna de las 3 cohortes con respecto a las cohortes sin betabloqueantes: infarto de miocardio previo (489 [16,93%] vs. 532 [18,60%]; HR 0,90; IC 95%: 0,79-1,03), enfermedad arterial coronaria sin infarto de miocardio (391 [12,94%] vs. 405 [13,55%]; HR 0,92; IC 95%: 0,79-1,08), con tasas mayores de eventos en el grupo de tratamiento betabloqueante en pacientes con factores de riesgo cardiovascular sin enfermedad coronaria (467 [14,22%] vs. 403 [12,11%]; HR 1,18; IC 95%: 1,02-1,36). Cabe destacar que las 2 últimas cohortes presentaron una incidencia mayor del objetivo secundario (hospitalización por evento aterotrombótico o necesidad de revascularización coronaria).
Ante los resultados anteriormente comentados, los autores concluyen que el uso de betabloqueantes en pacientes con historia de infarto de miocardio, enfermedad coronaria sin infarto o aquellos con factores de riesgo sin enfermedad coronaria no se asoció a una reducción significativa de eventos adversos cardiovasculares.
Como comentario, hay que destacar que el uso de betabloqueantes es habitual en la práctica clínica tras un episodio de síndrome coronario agudo. Pero el uso a largo plazo de este grupo terapéutico está menos claro, salvo en aquellos pacientes que presenten disfunción ventricular izquierda y/o insuficiencia cardiaca. A la espera de ensayos clínicos aleatorizados, este registro hace reflexionar sobre si el tratamiento crónico a largo plazo con betabloqueantes se asocia a un beneficio clínico significativo en pacientes con cardiopatía isquémica crónica o únicamente con factores de riesgo cardiovascular.
Enlaces:
- PubMed - β-Blocker use and clinical outcomes in stable outpatients with and without coronary artery disease»