El documento es un consenso elaborado por las sociedades afiliadas de la British Cardiovascular Society. El propósito central de este texto es abordar las disparidades de género en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares (ECV) en mujeres, ofreciendo estrategias para mejorar el acceso y la calidad de atención.
A pesar de los avances en farmacoterapia e intervenciones cardiovasculares, las enfermedades cardiovasculares (ECV), especialmente la cardiopatía isquémica, siguen siendo la principal causa de mortalidad en mujeres a nivel mundial. En el Reino Unido, 1 de cada 14 mujeres muere por enfermedad cardíaca, y alrededor del 30% de los infartos registrados en 2022-2023 ocurrieron en mujeres. Sin embargo, las mujeres están subdiagnosticadas, infratratadas y son menos representadas en ensayos clínicos, lo que reduce la aplicabilidad de las estrategias terapéuticas a este grupo. Este consenso subraya la necesidad urgente de abordar estas inequidades.
Factores de riesgo tradicionales y específicos de las mujeres
Entre los factores de riesgo tradicionales, como la hipertensión y la diabetes, se ha observado que estos tienen un mayor impacto negativo en las mujeres. Por ejemplo, las mujeres fumadoras tienen un riesgo 25% mayor de desarrollar enfermedad coronaria que los hombres. Además, la diabetes supone un 50% más de riesgo de muerte cardiovascular en mujeres en comparación con los hombres. Asimismo, la obesidad en mujeres tiene un impacto cardiovascular más severo.
Existen factores de riesgo específicos de las mujeres, como la menopausia, el síndrome de ovario poliquístico y complicaciones durante el embarazo (preeclampsia, diabetes gestacional, entre otros), que incrementan el riesgo de eventos cardiovasculares. A pesar de la identificación de estos factores, su integración en los modelos de predicción de riesgo cardiovascular ha sido limitada, lo que pone de relieve la necesidad de desarrollar modelos de estratificación de riesgo específicos para mujeres.
Enfermedad coronaria en mujeres
Las mujeres con enfermedad coronaria suelen ser mayores y tener más comorbilidades que los hombres, pero es menos probable que sean remitidas para evaluación diagnóstica, lo que contribuye a peores resultados clínicos. Además, hay diferencias en la presentación y progresión de la enfermedad aterosclerótica entre ambos sexos. Las mujeres son más propensas a tener angina con arterias coronarias no obstructivas (ANOCA), lo que aumenta el riesgo de recibir un diagnóstico falso negativo y de sufrir dolor torácico sin explicación.
El tratamiento farmacológico dirigido por guías es menos utilizado en mujeres, quienes también son menos propensas a alcanzar los objetivos terapéuticos de presión arterial y lípidos. Esto se traduce en una mayor mortalidad hospitalaria y a 12 meses para las mujeres que sufren un infarto de miocardio, incluso después de ajustar por factores de riesgo y comorbilidades.
Enfermedades valvulares
Las mujeres son más frecuentemente afectadas por enfermedades valvulares mitrales, mientras que los hombres son más afectados por las enfermedades de la válvula aórtica. Existen diferencias fisiológicas en el remodelado de las cavidades cardíacas en respuesta a las valvulopatías, lo que puede dificultar la toma de decisiones diagnósticas y terapéuticas en mujeres, ya que sus corazones más pequeños producen señales fisiológicas menos pronunciadas.
Insuficiencia cardíaca
Las mujeres presentan insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEP) más a menudo que los hombres, especialmente con el envejecimiento. Aunque la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFER) está mejor estudiada, las mujeres son menos propensas a recibir tratamiento basado en evidencia o a ser referidas para trasplante cardíaco y otras terapias avanzadas. Los estudios recientes, como el ensayo PARAGON-HF, han demostrado que las mujeres se benefician más que los hombres de ciertos tratamientos, como sacubitrilo/valsartán.
Condiciones cardíacas hereditarias y cardiopatías congénitas
Las condiciones cardíacas hereditarias también muestran diferencias de género significativas. Las mujeres con miocardiopatía dilatada o hipertrófica tienden a ser diagnosticadas más tarde y a experimentar peores resultados clínicos que los hombres. El riesgo de muerte súbita es un factor crucial, especialmente en afecciones como el síndrome de QT largo. Además, la prevalencia de cardiopatías congénitas es mayor en mujeres que en hombres, pero los estudios que aborden estas diferencias son limitados.
Rehabilitación cardiovascular y barreras de acceso
La rehabilitación cardiovascular es una herramienta clave para mejorar los resultados en pacientes con ECV. Sin embargo, las mujeres enfrentan barreras logísticas, personales y relacionadas con el diseño de los programas que limitan su participación. A menudo, las mujeres se ven limitadas por compromisos familiares y laborales, o la falta de apoyo social, lo que les impide acceder a programas de rehabilitación diseñados mayoritariamente para hombres.
Investigación y atención centrada en la mujer
El documento resalta la urgente necesidad de realizar estudios específicos en mujeres y garantizar su representación adecuada en los ensayos clínicos cardiovasculares. Además, es crucial que los profesionales sanitarios reconozcan las diferencias de sexo y género en la manifestación de la ECV y adapten sus prácticas clínicas en consecuencia.
Conclusión
Las disparidades de género en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares son profundas y multifactoriales. Este consenso proporciona puntos de acción para abordar estas inequidades en todos los niveles del sistema de atención, desde la investigación hasta la práctica clínica. La mejora de la atención cardiovascular en mujeres no solo salvará vidas, sino que también contribuirá a una mayor equidad en la salud cardiovascular a nivel global.
Referencias: