Evidencia de la “paradoja de la obesidad” en pacientes con un síndrome coronario agudo
Estudio donde se evaluó la relación entre el índice de masa corporal (IMC) y la mortalidad en pacientes con un síndrome coronario agudo. Los autores concluyen que la relación entre ambas variables sigue una curva en “U”, con un pico en aquellos con peso normal, reforzando la idea de la “paradoja de la obesidad”.

Es bien conocida la relación entre la obesidad y un aumento de morbimorbilidad cardiovascular: los obesos son con más frecuencia hipertensos, diabéticos y dislipémicos. Es más, se sabe que una reducción ponderal se asocia a una mejoría de estos factores, como se recoge en las últimas recomendaciones de las guías de práctica clínica. A pesar de todos estos datos, un gran número de estudios epidemiológicos sugieren que la obesidad puede conferir cierto grado de protección en algunas enfermedades, como por ejemplo la insuficiencia renal avanzada. Este hecho se ha venido a denominar “paradoja de la obesidad”, y se ha visto en enfermedades cardiovasculares tales como la insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular o muerte súbita. En el caso del síndrome coronario agudo, las evidencias hasta la fecha son escasas. Para valorar esta hipótesis, se analizaron datos del registro sueco de angiografía coronaria y angioplastia (SCAAR). En total, 64.436 pacientes con síndrome coronario agudo fueron analizados (54.419 con estenosis angiográficas significativas y 10.017 sin ellas), y se dividieron en diferentes categorías según su índice de masa corporal (IMC). Se evaluó la mortalidad de los diferentes subgrupos mediante modelos de riesgos proporcionales de Cox comparando los resultados con el valor de referencia de IMC (21-23,5 kg/m2). Independientemente de los resultados angiográficos (con o sin lesiones coronarias) y del tratamiento definitivo, el grupo con un IMC menor (<18,5 kg/m2) fue el que presentó una mayor mortalidad. Los pacientes con sobrepeso modesto (IMC 26,5-28 kg/m2) tuvieron la menor mortalidad (HR: 0,52; IC 95%: 0,34-0,80). Además, cuando se evaluó el IMC como una variable continua y no estratificada, la mortalidad ajustada se redujo a medida que aumentaba el IMC hasta los 35 kg/m2, y a partir de esta cifra volvía a aumentar, describiendo esta variable lo que se conoce como una curva en “U”. Estos resultados no se corroboraron en aquellos pacientes con enfermedad coronaria que fueron tratados mediante cirugía de revascularización coronaria y en aquellos cuyas arterias coronarias no presentaron estenosis angiográficas significativas. En definitiva, los datos de este estudio parecen confirmar la llamada “paradoja de la obesidad” también en el grupo de pacientes con síndrome coronario agudo. Hay que tener en cuenta estos resultados con cautela, al igual que el control de otros factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial o la diabetes. Nuestros objetivos en prevención cardiovascular deben ser tener un control óptimo de todos los factores de riesgo, que va a ser lo que más redunde en una menor morbimortalidad cardiovascular.
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