Las causas más frecuentes de miocarditis son los virus, como el de la gripe y el coronavirus; los trastornos autoinmunitarios sistémicos, como el lupus eritematoso sistémico; los fármacos, como los inhibidores de los puntos de control inmunitarios; y las vacunas, como la de la viruela y la de ARNm COVID-19. Aproximadamente entre el 82% y el 95% de los pacientes adultos con miocarditis aguda presentan dolor torácico, mientras que entre el 19% y el 49% presentan disnea, y entre el 5% y el 7% síncope.
El diagnóstico de miocarditis puede sugerirse por la presentación de síntomas, elevación de biomarcadores como las troponinas, cambios electrocardiográficos de los segmentos ST y anomalías ecocardiográficas del movimiento de la pared o engrosamiento de la misma. Para el diagnóstico definitivo se requiere una resonancia magnética cardiaca o una biopsia endomiocárdica. El tratamiento depende de la gravedad, la presentación clínica y la etiología.
Aproximadamente el 75% de los pacientes ingresados con miocarditis evolucionan sin complicaciones, con una tasa de mortalidad de aproximadamente el 0%. Por el contrario, la miocarditis aguda que se complica con insuficiencia cardiaca aguda o arritmias ventriculares se asocia a una tasa del 12% de mortalidad intrahospitalaria o necesidad de trasplante cardiaco. Aproximadamente entre el 2% y el 9% de los pacientes presentan inestabilidad hemodinámica, caracterizada por la incapacidad de mantener una perfusión adecuada de los órganos finales, y requieren agentes inotrópicos o dispositivos circulatorios mecánicos, como el soporte vital extracorpóreo, para facilitar la recuperación funcional. Estos pacientes tienen una tasa aproximada del 28% de mortalidad o de trasplante cardíaco a los 60 días.
La inmunosupresión (p. ej., corticosteroides) es adecuada para los pacientes con miocarditis caracterizada por infiltraciones miocárdicas eosinofílicas o de células gigantes o debida a trastornos autoinmunes sistémicos. Sin embargo, aún no están claras las células inmunitarias específicas a las que debe dirigirse el tratamiento para mejorar la evolución de los pacientes con miocarditis.
Referencias: