Eplerenona en el Infarto Agudo de Miocardio
El principal ensayo que ha evaluado el papel del bloqueo del receptor mineralocorticoide tras un infarto agudo de miocardio es el estudio EPHESUS, publicado en 2003. Incluyó 6.642 pacientes con un infarto agudo de miocardio en los 3-14 días previos, con fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) <40% residual y síntomas/signos de insuficiencia cardiaca o diabetes mellitus.
El tratamiento con eplerenona, frente a placebo, se asoció a un claro beneficio en términos de reducción tanto de mortalidad como de necesidad de nuevas hospitalizaciones, con un mayor impacto en las causas cardiovasculares y, sobre todo, la insuficiencia cardiaca y la muerte súbita.
El beneficio fue ya significativo en los 30 primeros días, con reducciones de mortalidad cardiovascular y súbita del 32 y el 37%, respectivamente. Asimismo, los pacientes con menor función ventricular (FEVI <30%) se beneficiaron en mayor medida con una reducción de mortalidad del 21% en el seguimiento global y del 43% en los primeros 30 días, que fueron del 33 y el 58%, respectivamente para la muerte súbita. El efecto protector de eplerenona estuvo presente desde el inicio del tratamiento, como se muestra en la separación de las curvas.
Por otro lado, el uso de eplerenona fue seguro, con un incremento absoluto de riesgo de hiperpotasemia grave de sólo el 1,6% (>6,0 mEq/l), que se balanceó favorablemente con el 4,7% de reducción absoluta en el riesgo de hipopotasemia (K <3,5 mEq/l). En un análisis posterior se confirmó la seguridad de eplerenona en el riesgo de hiperpotasemia, cuando se instituye un seguimiento analítico periódico.
Finalmente, el uso de eplerenona fue efectivo no sólo en la reducción de la mortalidad y las hospitalizaciones sino también en la de los costes asociados a días de hospitalización y ser coste-efectivo por año de vida salvada, tanto en la población global como en pacientes que ya reciben betabloqueantes e IECAs.
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