
Los fármacos betabloqueantes constituyen un pilar fundamental en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, desde el inicio de la misma durante la fase aguda del infarto hasta los estadios más avanzados.
Los fármacos betabloqueantes constituyen un pilar fundamental en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, desde el inicio de la misma durante la fase aguda del infarto hasta los estadios más avanzados.
Las ventajas de los programas de multidisciplinares de Rehabilitación Cardiaca han sido bien establecidas y objetivadas en diferentes estudios clínicos.
La insuficiencia cardiaca avanzada o refractaria se define como la persistencia de síntomas de insuficiencia cardiaca que limitan la vida diaria (clase funcional III o IV de la New York Heart Association [NYHA]) a pesar de un tratamiento previo óptimo.
La Insuficiencia Cardiaca Aguda es el término utilizado para describir un inicio rápido en los síntomas y signos de insuficiencia cardiaca, o un empeoramiento brusco de los síntomas de insuficiencia cardiaca crónica.
La diabetes mellitus incrementa el riesgo de insuficiencia cardiaca, incluso en ausencia de enfermedad coronaria o hipertensión arterial concomitantes.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se caracteriza esencialmente por una limitación crónica al flujo aéreo poco reversible y asociada principalmente al humo de tabaco.
La esclerosis sistémica es una enfermedad del tejido conectivo caracterizada por disfunción vascular y fibrosis tanto de la piel como de los órganos internos. Sus manifestaciones ocurren en diferentes tejidos y órganos y son especialmente importantes cuando ocurren a nivel de pulmones, corazón o riñones.
Muchos de los cambios morfológicos y fisiológicos que se producen durante el envejecimiento son similares a las alteraciones patológicas de los enfermos con insuficiencia cardiaca.