
Los fármacos betabloqueantes tienen un efecto antihipertensivo, antiarrítmico y antiisquémico plenamente demostrado en múltiples escenarios clínicos, fisiológicos y patológicos. Durante los últimos 50 años la investigación con betabloqueantes permitió demostrar su beneficio en el amplio espectro de la patología cardiovascular y paralelamente se incorporaron al arsenal terapéutico nuevos fármacos más específicos y con menos efectos secundarios. Desde hace años, los betabloqueantes ocupan un lugar destacado en las recomendaciones prácticas de las sociedades científicas y, a pesar de otros avances médicos todavía siguen siendo fármacos imprescindibles en muchas patologías. En este capítulo se resumen de forma práctica las guías y algoritmos para su utilización, basándose principalmente en las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cardiología.
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