La hipertensión maligna es una emergencia hipertensiva con elevación excesiva de la presión arterial y progresión acelerada de la enfermedad.
La hipertensión maligna se caracteriza por un daño microvascular agudo y un fallo de la autorregulación que afecta a la retina, el cerebro, el corazón, el riñón y el árbol vascular.
La presión arterial debe reducirse en cuestión de horas para mitigar el riesgo del paciente. Tanto los niveles absolutos de presión arterial como el ritmo de aumento de la presión arterial determinan el riesgo de lesión de órganos diana.
El incumplimiento de la pauta antihipertensiva sigue siendo la causa más frecuente de hipertensión maligna, aunque el tratamiento antiangiogénico e inmunosupresor también puede desencadenar urgencias hipertensivas.
Dependiendo de la presentación clínica, puede utilizarse un tratamiento parenteral u oral para iniciar la reducción de la presión arterial. Los datos de resultados basados en la evidencia son irregulares o inexistentes en la hipertensión maligna. Con un tratamiento eficaz, el pronóstico de la hipertensión maligna ha mejorado; sin embargo, los pacientes siguen presentando un alto riesgo de resultados adversos cardiovasculares y renales.
En esta revisión se resumen los puntos de vista actuales sobre la epidemiología, la patogenia y el tratamiento de la hipertensión maligna, destacamos las lagunas en la investigación y proponemos estrategias para mejorar los resultados.
Referencias:
