Entrevistamos al Dr. Vicente Vicente García, Jefe del Servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Universitario Morales Meseguer de Murcia.
¿La terapia antitrombótica convencional ha tenido buenos agentes reversores?
La terapia antitrombótica convencional comenzó con la heparina. La heparina no fraccionada tuvo un agente reversor perfecto que fue el sulfato de protamina pero, actualmente, la heparina no fraccionada prácticamente está en desuso en la clínica diaria y solamente se utiliza como agente reversor en intervenciones de cardiovascular muy concretas.
Hace ya más de 25 años que están en el mercado las heparinas de bajo peso molecular, las cuales no han tenido un agente reversor. El sulfato de protamina presenta un efecto antitrombótico insuficiente para impedir el problema hemorrágico cuando la concentración de esta heparina es excesiva.
El agente reversor de los anticoagulantes orales clásicos, las antivitaminas K, ha sido la vitamina K, pero el problema es que para que ésta ejerza su efecto necesita más de 8 horas.
Se desprende, de todo ello, que no hemos tenido agentes reversores útiles, eficaces y de acción rápida en la terapia convencional.
El agente reversor de dabigatrán ¿qué ventajas e inconvenientes tiene sobre los agentes reversores de los anticoagulantes antivitaminas K?
Hemos visto que la vitamina K es un agente reversor de efecto muy lento y realmente se necesitan bastantes horas para que realice su acción.
Los datos sobre el nuevo agente reversor de dabigatrán, publicados en The New England Journal of Medicine, demuestran que éste tiene un efecto sobre el sistema hemostático inmediato y que, además, su efecto es duradero. Por tanto, se presenta como un agente de reversión perfecto para un agente anticoagulante administrado a pacientes que puedan presentar algún problema hemorrágico.
¿Deben tener los hospitales agentes reversores de fármacos antitrombóticos?
La mayor complicación derivada del uso de productos antitrombóticos es la hemorragia. Por tanto, sería una falta de criterio clínico no tener agentes reversores, si estuvieran en el mercado, que pudieran impedir hemorragias graves con riesgo de muerte, hemorragias cerebrales, hemorragias gastrointestinales, etc.
Sea el agente reversor que sea, sería una locura que un hospital que practicara cirugía cardiovascular no dispusiera de sulfato de protamina, o que ante pacientes tratados con antivitaminas K no se dispusiera de vitamina K o fármacos como el complejo protrombínico.
Exactamente de la misma manera para los anticoagulantes orales de acción directa; si se dispone de un agente reversor específico para un anticoagulante de acción directa, no existe ninguna disculpa para no tenerlo.
Sea cual sea el fármaco, si en el mercado hay un agente reversor, éste necesariamente debe de estar en el hospital, puesto que lo que no es justificable es tener una complicación hemorrágica grave o riesgo de muerte.