Mujeres con insuficiencia cardiaca: menos terapia que reduce morbimortalidad, y más que la agrava

Estudios previos sugieren que los factores de riesgo, el tratamiento y los resultados de la insuficiencia cardíaca aguda pueden diferir según el sexo, pero rara vez extendieron el análisis a los países de ingresos bajos y medios.

Los autores investigaron las diferencias entre hombres y mujeres en el tratamiento y los resultados en 18.553 pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca aguda en 44 países en el registro REPORT-HF (Registry to Assess Medical Practice With Longitudinal Observation for the Treatment of Heart Failure) estratificado por nivel de ingresos del país, disparidad de ingresos y región del mundo. El resultado primario fue la mortalidad por cualquier causa a 1 año.

Las mujeres (7.181) eran mayores que los hombres (11.372), tenían más probabilidades de padecer insuficiencia cardíaca con fracción de eyección ventricular izquierda preservada, presentaban más comorbilidades, salvo enfermedad coronaria, y presentaban signos y síntomas más graves en el momento del ingreso. La angiografía coronaria, las pruebas de esfuerzo cardiaco y la revascularización coronaria se realizaron con menos frecuencia en las mujeres que en los varones. Las mujeres con insuficiencia cardíaca aguda y fracción de eyección ventricular izquierda reducida tenían menos probabilidades de recibir un dispositivo implantado, independientemente de la región o el nivel de ingresos del país. Las mujeres tenían más probabilidades de recibir tratamientos que podían empeorar la insuficiencia cardíaca que los hombres (18% frente a 13%; p < 0,0001). En los países con disparidad de ingresos baja, las mujeres tuvieron mejor supervivencia a 1 año que los hombres. Esta ventaja se perdió en los países con mayor disparidad de ingresos.

Las mujeres tenían menos probabilidades que los hombres de someterse a pruebas diagnósticas o de recibir atención dirigida por guías. Sólo se observó una ventaja de supervivencia para las mujeres en los países con una disparidad de ingresos baja, lo que sugiere que la equidad en la atención de la insuficiencia cardíaca entre sexos sigue siendo un objetivo incumplido en todo el mundo.