El conocimiento del riesgo cuantificable de enfermedad cardiovascular puede mejorar los resultados de salud y desencadenar un cambio conductual en los pacientes o los médicos. Esta revisión tuvo como objetivo investigar el impacto de la comunicación del riesgo de enfermedad cardiovascular percibido por el paciente y los cambios en los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Se incluyeron ensayos aleatorios que compararon cualquier estrategia de comunicación del riesgo de enfermedad cardiovascular frente a la atención habitual. La medida de resultado primaria fue la exactitud de la percepción del riesgo. Las medidas de resultado secundarias fueron los cambios informados por los médicos en el riesgo de enfermedad cardiovascular, las respuestas psicológicas, la intención de modificar el estilo de vida y los cambios autoinformados en los factores de riesgo y la prescripción de fármacos preventivos por parte de los médicos.
Se incluyeron 62 ensayos. La exactitud de la percepción del riesgo fue mayor entre los participantes de la intervención (odds ratio = 2,31; intervalo de confianza del 95% = 1,63 a 3,27). Se encontró una mejoría estadísticamente significativa en las puntuaciones generales de riesgo de enfermedad cardiovascular a los 6-12 meses (diferencia de medias = -0,27; intervalo de confianza del 95% = -0,45 a -0,09). Para la prevención primaria, la comunicación de riesgos aumentó significativamente la modificación dietética autodeclarada (odds ratio = 1,50; intervalo de confianza del 95% = 1,21 a 1,86), sin aumento de la intención o los cambios reales en el abandono del tabaco o la actividad física. Se halló un impacto significativo en la intención de los pacientes de iniciar la medicación preventiva para la prevención primaria y secundaria, con cambios en el seguimiento para el grupo de prevención primaria.
En esta revisión sistemática y metaanálisis, la comunicación de información sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular, independientemente del método, redujo los factores de riesgo globales y mejoró el riesgo autopercibido de los pacientes. La comunicación del riesgo de enfermedad cardiovascular a los pacientes debería tenerse en cuenta en las consultas rutinarias.
Referencias:
