El tratamiento de la cardiopatía isquémica estable va dirigido principalmente por las sugerencias de las guías clínicas actuales, las cuales ofrecen tratamiento médico, y revascularización percutánea o quirúrgica. En la actualidad, existe la incógnita respecto al tratamiento ideal en estos pacientes, Bangalore y otros, intentan responder esta duda realizando un metanálisis de 14 ensayos clínicos aleatorizados, observando que la revascularización de rutina en pacientes con cardiopatía isquémica estable y asintomática no aumenta la supervivencia a mediano plazo.
El siguiente artículo nos describe un Metanálisis de Ensayos Clínicos aleatorizados, en el que se revisaron catorce ensayos clínicos que inscribieron a 14.877 pacientes con un seguimiento de 4,5 años de media. Los ensayos clínicos incluyeron pacientes en su mayoría con función sistólica del ventrículo izquierdo (FEVI) conservada, y poco sintomáticos siguiendo la clasificación Canadian Cardiovascular Society Class (CCSC) I/II, excluyendo pacientes con enfermedad del tronco común izquierdo.
Los objetivos de interés del estudio fueron, como punto primario la muerte, y como secundarios: muerte por causa cardiovascular, infarto al miocardio peri procedimiento y espontáneo, angina inestable, insuficiencia cardiaca, accidente cerebrovascular y ausencia de angina.
La revascularización de rutina en comparación con el tratamiento médico no se asoció con menor riesgo de muerte al comparar ensayos clínicos de pacientes con stent y sin stent, con una reducción menor del 10% de muerte con la revascularización de rutina. Sin embargo, favorece la reducción del infarto al miocardio espontáneo a partir de los ensayos clínicos contemporáneos coincidiendo con la era del stent, pero a costa de un aumento de riesgo de infarto al miocardio peri procedimiento.
Por otro lado, el riesgo de insuficiencia cardiaca y accidentes cerebrovasculares fueron similares en la revascularización y el tratamiento médico. Destacando un menor riesgo de angina inestable asociando una disminución de angina inestable en un 55%.
Durante el seguimiento de 4,5 años de media, fue necesaria la revascularización en 32% de los pacientes incluidos en el análisis.
Dentro de las limitaciones del estudio podríamos mencionar el tiempo de seguimiento de los pacientes, tal vez se necesitaría mayor tiempo de seguimiento para valorar si la reducción del infarto al miocardio y de angina inestable tienen impacto a largo plazo.
Conclusión
En el análisis se observó que la revascularización de rutina no se asoció con menor riesgo de muerte, muerte cardiovascular, insuficiencia cardiaca, ni accidente cerebrovascular durante el seguimiento, sin embargo, se asoció con menor riesgo de infarto al miocardio espontáneo y disminución de la angina inestable en un 55%.
Referencias:
Comentario de la Dra. Mercedes L. Castro Pinto
Residente de Cirugía Cardiovascular en el Hospital Universitario Ramón y Cajal. Máster en Clínica y Profesionalismo Médico por la Universidad de Alcalá. Máster en Urgencias Cardiovasculares por la Universidad de Alcalá. Master de cuidados críticos cardiovasculares en el servicio de UCI por la Universidad Cardenal Herrera.