La función cardiaca y renal es interdependiente, por lo que las patologías o disfunciones que afectan a uno acaban repercutiendo en el otro. Esta interdependencia tiene su máxima expresión en la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida, donde el empeoramiento de la insuficiencia cardíaca puede conducir a una disfunción renal y viceversa.
Además, el tratamiento farmacológico de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida puede afectar la función renal. Los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (iSGLT2) son agentes terapéuticos beneficiosos en la insuficiencia cardiaca y en la enfermedad renal crónica, lo que se ha evidenciado en los estudios EMPEROR-Reduced, EMPA-TROPISM, CREDENCE, DAPA-CKD, DAPA-HF y DEFINE-HF.
Los estudios clínicos han sugerido múltiples mecanismos responsables de estos beneficios, e incluyen la eficiencia energética cardíaca y renal, el remodelado ventricular, la preservación de la función renal, la inmunomodulación, los cambios en el hematocrito y el control de los factores de riesgo.
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