A pesar de los tratamientos existentes, los pacientes con insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica siguen teniendo un alto riesgo de eventos adversos y de progresión a la enfermedad en etapa terminal. Los antagonistas de los receptores mineralcorticoides esteroideos, como la espironolactona y la eplerenona, reducen la mortalidad, pero siguen prescribiéndose de forma insuficiente debido al riesgo percibido de hiperpotasemia y efectos secundarios hormonales.
El descubrimiento de los antagonistas de los receptores mineralcorticoides no esteroideos representa una nueva dimensión en el tratamiento de la enfermedad cardiorrenal. Los antagonistas de los receptores mineralcorticoides no esteroideos tienen una alta afinidad y especificidad por el receptor de mineralcorticoides y difieren de los agentes esteroideos y entre sí con respecto a importantes parámetros fisicoquímicos, farmacodinámicos y farmacocinéticos. Al igual que sus contrapartidas esteroides, tienen propiedades antiinflamatorias, antirremodeladoras y antifibróticas beneficiosas en los riñones, el corazón y los vasos sanguíneos.
Hay varios antagonistas de los receptores mineralcorticoides no esteroideos en desarrollo y evaluación clínica; de estos, solo la esaxerenona y la finerenona están aprobadas para el tratamiento a nivel mundial. En Japón, la esaxerenona está aprobada para la hipertensión esencial y se ha estudiado en la nefropatía diabética. En comparación con los antagonistas de los receptores mineralcorticoides esteroides, la finerenona inhibe de forma más potente el reclutamiento y la fibrosis del co-regulador del receptor mineralcorticoide y se distribuye de manera más uniforme entre el corazón y los riñones. Los ensayos de fase III FIGARO-DKD y FIDELIO-DKD demostraron que la finerenona redujo los principales eventos renales y cardiovasculares además de la inhibición máxima tolerada del sistema renina-angiotensina-aldosterona en pacientes con enfermedad renal crónica asociada con diabetes tipo 2. Los antagonistas de los receptores mineralcorticoides no esteroideos están actualmente bajo evaluación en la insuficiencia cardíaca y para el tratamiento sinérgico con iSGLT2. Estos agentes innovadores podrían convertirse en una terapia importante en todo el espectro de la enfermedad cardiorrenal.