Valor pronóstico de la cardiorresonancia de estrés en la cardiopatía isquémica
La cardiorresonancia magnética se está convirtiendo en el patrón oro en algunas patologías cardiacas, basándose en su espectacular definición de imagen y otras herramientas como el realce tardío o los diferentes modos de adquisición. En los últimos años, además, estamos asistiendo a un gran desarrollo de las técnicas de cardiorresonancia magnética de estrés.
Sin embargo, sus resultados no están tan asentados como los de otras técnicas clásicas, como por ejemplo el eco de estrés o los isótopos. Considerando los excelentes resultados que está cosechando la cardiorresonancia magnética en el ámbito de los test de provocación de isquemia, un grupo de investigadores de la Universidad de Virginia, EEUU, publica recientemente en JACC un precioso trabajo que lleva a cabo una revisión sistemática y meta-análisis para entender el papel de la cardiorresonancia magnética de estrés para evaluar el pronóstico cardiovascular en pacientes con enfermedad coronaria (CAD) conocida o sospechada. Si bien está perfectamente aceptado el creciente papel de la cardiorresonancia magnética de estrés en el diagnóstico de la enfermedad arterial coronaria obstructiva (CAD), su valor pronóstico no es algo tan claro. Con esto en mente, los autores, del grupo del Dr. Michael Salerno, realizaron una completa búsqueda bibliográfica (Cochrane, CENTRAL, EMBASE y PubMed), en octubre de 2012, de estudios de CRM de estrés que comprendieran datos pronósticos de más de 6 meses. Consideraron como variable final primaria la mortalidad cardiovascular, el infarto de miocardio (MI), y el evento combinado. Así, en el metanálisis, evaluaron las tasas de eventos anuales mediante el modelo de efectos aleatorios (random effects). En resumen, incluyeron diecinueve estudios (14 vasodilatador, 4 dobutamina, y 1 que utiliza ambos) con un total de 11.636 pacientes y un seguimiento medio de 32 meses. Salvo 1 estudio, todos usaron cardiorresonancia magnética de 1,5T. Los pacientes tenían una edad media de 63 ± 12 años, 63% eran hombres, el 26% con infarto de miocardio previo, fracción de eyección del VI de 61 ± 12%, realce tardío de gadolinio (RTG) en el 29%, e isquemia en el 32%. Los pacientes con isquemia tuvieron una mayor incidencia de infarto de miocardio (OR: 7,7; p<0,0001), muerte cardiovascular (OR: 7,0; p<0,0001), y el evento combinado (OR: 6,5; p<0,0001) en comparación con aquellos que presentaron un estudio negativo. Las tasas de eventos anuales combinados fueron de 4,9% para un resultado de la prueba positivo frente al 0,8% para aquellos con una cardiorresonancia magnética de estrés negativa (p<0,0001), un 2,8% frente al 0,3% en mortalidad cardiovascular (p<0,0001), y el 2,6% frente al 0,4% en cuanto a IM (p <0,0005). La presencia de LGE también se asoció significativamente con un peor pronóstico. Así, los autores concluyen, que en base a la literatura existente un estudio de cardiorresonancia magnética de estrés negativo se asocia con muy bajo riesgo de muerte cardiovascular e infarto de miocardio. Dicha técnica muestra excelentes capacidades pronósticas y puede ayudar a guiar la estratificación de riesgo de los pacientes con CAD conocida o sospechada. Interesante estudio, realizado según las guías MOOSE y PRISMA (normas formales de revisiones y metanalisis), que no hace sino confirmar la impresión que vamos obteniendo de los diferentes estudios publicados y de la práctica clínica diaria. No obstante, como siempre, no hay que olvidarse de que no es oro todo lo que reluce. La técnica es compleja, cara, necesita mucha experiencia para su realización e interpretación y puede no estar disponible en muchos centros. Lo que sí está claro, es que los resultados que nos presentan los autores suponen un apoyo importante en el avance y crecimiento del procedimiento. Parece una buena técnica, que está aquí para quedarse.
Enlaces: