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Durante 2014 se han producido muchas novedades en el ámbito de la Cardiología Intervencionista, y el Dr. José María de la Torre ha hecho una selección. Así, ha destacado que los stents farmacoactivos metálicos de everolimus reducen el riesgo de muerte, infarto o trombosis, respecto a los stents metálicos.
También se ha referido a los stents farmacoactivos absorbibles de everolimus, en concreto del Ensayo ABSORB II, que se ha hecho con un stent absorbible que desaparece a partir del primer año. “Este ensayo aleatorizado es de baja potencia clínica, pero ha seguido a 350 pacientes con absorbible y 160 con metálico. Los resultados indican que los objetivos clínicos son equivalentes para ambos stents. También se ha observado que la angina residual pudiera ser más baja con el stent absorbible, lo cual generaría hipótesis interesantes”, ha comentado.
Otro aspecto destacado en el ámbito coronario han sido los resultados a un año del Estudio TASTE: Tromboaspiración en el infarto, que han sido negativos. “Esto indicaría que la tromboaspiración no se puede utilizar indiscriminadamente, porque no siempre es beneficiosa, sino que tendría que ser selectiva”.
Por su parte, el Estudio CvLPRIT analiza la revascularización completa vs. solo la arteria culpable del infarto. Evalúa de nuevo, como otros estudios pequeños que ha habido, si en los pacientes con infarto y con lesiones múltiples es mejor hacerlas todas al principio o no. El Dr. De la Torre ha dicho que “el resultado ha sido coherente con los demás estudios, y ha señalado que es mejor hacer la revascularización completa durante el ingreso”.
Dentro del ámbito coronario y la reestenosis, se ha presentado el estudio español RIBS IV, del Dr. Fernando Alfonso, del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid. Esta investigación indica que los stents liberadores de everolimus ofrecen resultados clínicos y angiográficos tardíos superiores a los que ofrecen los balones liberadores de fármacos en pacientes con reestenosis coronarias intra-stent de sus stents liberadores de fármacos. “Los resultados con el balón no son malos, pero son superiores los del stent”, ha afirmado.
En cuanto a la farmacología en torno a la angioplastia, el estudio aleatorizado SECURITY ha comparado el uso de la doble antiagregación tras stent durante seis o doce meses, con casi 700 pacientes por grupo. La conclusión, según el Dr. De la Torre, es que “no hay diferencias significativas en cuanto a la aparición de ningún tipo de eventos isquémicos o hemorrágicos, por lo que la opción elegida es la de los seis meses”.
Este especialista también ha comentado que “continúa la controversia en torno a la bivalirudina”. En el año 2014 se han continuado diversos estudios, no del todo positivos, como el HEAT PPCI (How effective are antithrombotic therapies in PPCI), que compara este fármaco con la heparina. El estudio chino BRIGHT ha aportado otras conclusiones, por lo que se produce cierto debate respecto a la bivalirudina. En definitiva, podría reducir las hemorragias, pero podría incrementar el riesgo de trombosis. En este sentido, el Dr. De la Torre ha indicado que “el protocolo es de uso variable y no está bien definido”.
En intervencionismo estructural se han presentado diversos estudios que han comparado la CoreValve con la cirugía en pacientes de alto riesgo. Las conclusiones señalan que mueren más pacientes con cirugía y tienen más ictus, “con lo cual la válvula CoreValve percutánea sería una opción mejor”, ha dicho José María de la Torre. Otro estudio comparó la CoreValve con la Edwards Sapien, con resultados favorables para la segunda, “pero matizables, porque la experiencia de los operadores fue cuestionada”.
También en intervencionismo estructural han destacado los primeros implantes con válvula mitral percutánea. “Todavía se han hecho muy pocos, apenas cuatro en Inglaterra, y con resultados no muy buenos, si bien hay que tener en cuenta que los pacientes estaban en situaciones terminales”, ha puntualizado el especialista.
Y, por último, el estudio que “más revuelo e interés ha suscitado en Cardiología Intervencionista” ha sido el SYMPLICITY HTN-3. El objetivo era comprobar que la denervación de la arteria renal con catéter reduce la presión arterial en pacientes con hipertensión resistente. “Había mucha expectativa con esta técnica, todos pensábamos que iba a revolucionarlo todo en la hipertensión, pero el estudio ha sido negativo. No se ha cumplido el objetivo primario ni a seis meses ni a doce meses”, ha indicado el Dr. De la Torre.
Se ha observado que la técnica no funciona, por ejemplo, en el subgrupo de los afroamericanos, por lo que esta población podría estar penalizando el resultado, frente a las conclusiones de los estudios con pacientes europeos. “La técnica seguramente funcione en algunos pacientes, pero todavía no hemos identificado en cuáles. Debemos trabajar con subgrupos raciales, de edad o por función renal. Esto nos obliga a volver a los estudios fisiopatológicos clínicos para saber qué pacientes realmente se benefician de esta técnica”, ha añadido.