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La Dra. Marisa Crespo se ha preguntado si debe llegarse a las dosis objetivo de los fármacos en el abordaje de la insuficiencia cardiaca. “Efectivamente, las guías de práctica clínica nos aconsejan llegar a las dosis de fármacos que han demostrado ser eficaces en los ensayos clínicos para mejorar la supervivencia de los pacientes con insuficiencia cardiaca. Así ocurre, en concreto, en el caso del tratamiento neurohormonal en pacientes con insuficiencia cardiaca y fracción de eyección deprimida, porque los pacientes con fracción de eyección preservada, que es otro gran grupo de afectados, no disponemos todavía de esta gran evidencia científica”, ha explicado.
Esta especialista se ha referido a tres grupos de fármacos: los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona, los betabloqueantes, y los antagonistas del receptor mineralocorticoide. “Es importante llegar a las dosis máximas, que son las que demostraron beneficios en los ensayos clínicos, pero cuando el paciente lo tolera bien y cuando no presenta contraindicaciones”, ha puntualizado.
Por eso, más que llegar a la dosis máxima, “lo más importante es llegar a la dosis óptima para el paciente, es decir, la dosis máxima a la que el paciente pueda llegar sin que le produzca efectos secundarios”, ha añadido.
En definitiva, se trata de desarrollar “una medicina personalizada”: “Cada paciente tiene sus circunstancias, comorbilidades o contraindicaciones para tolerar ese fármaco. Por ejemplo, puede sufrir angioedema en caso de los IECAs, porque tiene una enfermedad cardiaca muy avanzada que no le permite alcanzar las dosis máximas a las que se llegó en los ensayos clínicos. Por tanto, hace falta seguir a cada paciente muy de cerca, realizarle un control de los efectos adversos, y aplicar poco a poco los incrementos”.
La Dra. Crespo ha realizado un balance de las novedades farmacológicas. Así, ha comentado que la serelaxina es “una promesa en insuficiencia cardiaca aguda, ya que proporciona protección del órgano diana, si bien está pendiente de confirmar el beneficio en supervivencia”.
La ivabradina en insuficiencia cardiaca con fracción de eyección (FE) reducida y ritmo sinusal también ha demostrado beneficio en pacientes más graves y con comorbilidades, como la EPOC y la disfunción renal. Por su parte, el hierro carboximaltosa iv en insuficiencia cardiaca con FE reducida y ferropenia mejora la clase funcional y es bien tolerado.
Asimismo, ha hablado del LCZ696, que ha calificado como “una nueva diana terapéutica en insuficiencia cardiaca con FE reducida”. Frente a enalapril, alarga la supervivencia, reduce los niveles de hospitalización y mejora la calidad de vida. “Se trata de un nuevo paradigma en la insuficiencia cardiaca, ya que potencia mecanismos beneficiosos, como los péptidos natriuréticos, y también bloquea mecanismos perjudiciales”, ha concluido.