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Las estatinas desempeñan un papel fundamental en el ámbito de la farmacología cardiovascular, según ha afirmado el Dr. Iñaki Lekuona. “En el último siglo, posiblemente, han sido de los tres o cuatro fármacos que más han aportado desde el punto de vista de la reducción de la morbimortalidad o de la disminución de los eventos cardiovasculares, fundamentalmente en pacientes que tienen un alto riesgo de padecerlos”.
Este especialista ha señalado que durante el año 2014 las guías americanas han puesto el foco directamente en las estatinas, mientras que las guías europeas se han ocupado más del LDL colesterol. En su opinión, hay una forma de conciliarlas: “Las guías europeas indican que en prevención secundaria los pacientes de muy alto riesgo deben reducir el LDL colesterol a menos de 70 mg/dL. Además, tienen que reducir al menos un 50 por ciento el LDL colesterol (LDL-c). Las guías americanas están completamente de acuerdo, y señalan que la reducción del LDL-c debe ser de al menos un 50 por ciento en los pacientes de más alto riesgo; por tanto, podemos conciliar ambas guías perfectamente”.
En cuanto a las principales diferencias, ha señalado que las guías americanas están basadas en la evidencia, mientras que las europeas aportan muchas indicaciones de grado II y nivel C. “Curiosamente, se ha discutido mucho más la ecuación de riesgo de la prevención primaria que los objetivos del LDL-c”, ha dicho.
En este asunto, la Sociedad Española de Cardiología se ha alineado con las guías americanas, “como no podía ser de otra manera”, según ha comentado el Dr. Lekuona, si bien concilia en prevención secundaria con las guías europeas.
En julio aparecen las guías NICE, y de nuevo se alinean claramente con las guías americanas, según el Dr. Lekuona. Las guías NICE insisten en las estatinas de alta potencia, valoran las interacciones, analizan los posibles efectos secundarios y tienen en cuenta las preferencias del paciente. Además, indican que de forma precoz hay que utilizar estatinas a muy altas dosis en aquellos pacientes que tengan síndrome coronario agudo.
Por último, en noviembre de 2014 se publicaron unas guías de la National Lipid Association, en las cuales los médicos americanos vuelven a marcar como objetivos las lipoproteínas, concretamente el colesterol no HDL, el LDL y el APO B. En Estados Unidos, entre el 50 y el 70 por ciento de los pacientes con síndrome coronario agudo presentan síndrome metabólico y tienen una dislipemia aterogénica.
En segundo lugar, el jefe de Cardiología del Hospital de Galdakao ha analizado las estatinas y el tratamiento para las afecciones del riñón, lo que ha denominado “matrimonio de conveniencia”. “Los últimos estudios señalan que las estatinas disminuyen el riesgo cardiovascular en la enfermedad renal crónica. Además, se ha dado un paso importante para tratar de prevenir la nefropatía por contraste. Varios metaanálisis señalan que su administración antes del procedimiento reduce el daño renal agudo inducido por contraste, independientemente del uso de la acetilcisteína o la hidratación”.
A continuación, el Dr. Lekuona se ha referido a toda la literatura publicada en el año 2014 respecto a la seguridad de estos fármacos: “Sabemos que las estatinas aumentan aproximadamente un 9 por ciento la incidencia de diabetes de nuevo pronóstico, porque así lo demuestran todos los estudios que se han realizado. El riesgo aumenta en aquellos pacientes con más posibilidades de desarrollar la enfermedad: a mayor número de factores de riesgo, la diabetes se desarrolla más fácilmente. Pero estos pacientes son los que más se benefician del tratamiento con estatinas”.
En su opinión, “las estatinas son eficaces y seguras”. “Debemos individualizar el riesgo y hacer al paciente partícipe de las decisiones”, ha añadido.
Sobre la intolerancia a las estatinas, el Dr. Lekuona ha negado de forma rotunda que los problemas musculares que describen los pacientes siempre se deban a este tratamiento: “Existe una clasificación del dolor muscular, la miopatía, la miositis, la mionecrosis, etc., y hay unos problemas muy importantes de definición. Se puede definir lo que tiene el paciente, ya sea una miopatía, una alteración o incluso un dolor muscular por estatinas, pero tiene que ser evaluado mediante esta tabla clasificatoria de riesgo”.
Posteriormente, ha comentado “los efectos adicionales de las estatinas”, aparte de los que aporta al LDL colesterol. Así, ha hablado de sus importantes efectos antitrombóticos, antiinflamatorios e inmunomoduladores. Para ello, se ha apoyado en diferentes estudios de imagen muy moderna, como el eco intracoronario, la histología virtual o la tomografía de coherencia óptica. Según ha añadido, “las estatinas de alta intensidad pueden detener la aterosclerosis y pueden, incluso, hacerla regresar”.
Finalmente, ha resumido diversas publicaciones relacionadas con la disminución de la grasa epicárdica en mujeres y la reducción del riesgo coronario; ha indicado que las estatinas “tienen poco que aportar en la insuficiencia cardiaca”, y ha destacado los efectos beneficiosos que este grupo de fármacos produce sobre la disfunción eréctil.